Oftalmólogos madrileños demuestran que la mascarilla empeora la situación del ojo seco

Gacetín Madrid

Oftalmólogos del Hospital Clínico San Carlos han realizado un estudio en el que se demuestra que la utilización continuada de mascarilla empeora la situación del ojo seco moderado o grave al alterar la estabilidad de la lágrima y, por tanto, su función protectora. El estudio ha sido publicado en la revista científica ‘Cornea, The Journal of Cornea and External Disease’.

Este estudio es el primero en la literatura científica que demuestra los efectos del uso de mascarillas durante la pandemia por COVID-19 en pacientes con ojo seco. Hasta ahora había investigaciones que relataban la impresión clínica de empeoramiento en el ojo seco por el uso de mascarillas, pero no se había probado la afectación sobre la lágrima ocular.

“Hemos demostrado, por primera vez, el efecto de las mascarillas sobre la estabilidad de la película lagrimal en pacientes con ojo seco moderado o grave”, afirma el oftalmólogo de la Unidad de Superficie e Inflamación Ocular del Hospital Clínico San Carlos y primer firmante del estudio, Pedro Arriola Villalobos.

Se incluyeron 31 pacientes con un rango de edad de entre 31 a 80 años en el estudio, a quienes se tomaron dos medidas de la estabilidad de su lágrima por medio de un sistema no invasivo para testar la sequedad del ojo: una inicial con la mascarilla puesta y una segunda después de 10 minutos tras habérsela quitado. Los pacientes habían llevado mascarilla al menos 30 minutos antes de la primera medición. Las mediciones se llevaron a cabo en condiciones de salubridad ocular, con una temperatura de 20ºC y una humedad relativa del aire de entre el 40 y el 50%, en una habitación aislada y ventilada entre paciente y paciente.

Los resultados de esta investigación “revelan que el uso continuado de mascarilla afecta a la estabilidad de la lágrima ocular ya que se evapora más rápidamente, potenciando la situación de ojo seco en pacientes que lo sufren de manera moderada o severa”, recalca la oftalmóloga del Clínico, Bárbara Burgos, autora también del estudio. “Estos pacientes -continúa Arriola Villalobos- deben ser conscientes de que la mascarilla puede aumentar la condición de sequedad ocular y deben intensificar su tratamiento, porque por el momento deben seguir usando mascarilla en espacios interiores ante la pandemia por SARS-Cov-2 y en exteriores siempre que no se cumpla la distancia de seguridad con otras personas”.

La mala fijación de la mascarilla contribuye a exacerbar el ojo seco

Una mala fijación de la mascarilla sobre el puente de la nariz puede contribuir a exacerbar las molestias que ocasiona el ojo seco si no está perfectamente fijada al rostro, ya que el aire que exhalamos se escapa por la parte superior de la mascarilla alcanzando la superficie ocular.

Este movimiento ascendente del aire sobre la superficie del ojo hace que la lágrima se evaporare antes, reduciendo la lubricación de la superficie ocular y, por consiguiente, la función lubricante de la lágrima. Todo ello hace que los oftalmólogos recomienden incrementar la frecuencia de uso de tratamiento con lágrimas artificiales en pacientes con ojo seco. Durante la pandemia se ha evidenciado un aumento en la prevalencia de patologías oculares, siendo en algunos casos relacionado con el uso de mascarillas, manifestando mayor irritación, lagrimeo y ojo rojo.

El ojo seco es una enfermedad ocular multifactorial que se caracteriza por una alteración cuali-cuantitativa de la película lagrimal, estimándose que afecta a más de un tercio de la población mayor de 60 años, especialmente a las mujeres. Los síntomas más comunes son malestar ocular, sequedad, escozor, sensación de cuerpo extraño y visión borrosa transitoria.

Aun a pesar de los efectos que la utilización de la mascarilla tiene sobre el ojo seco moderado o grave, los oftalmólogos del Hospital Clínico San Carlos recuerdan a los pacientes la obligatoriedad de su uso en espacios interiores o cuando no es posible mantener la distancia de seguridad en exteriores mientras dure la pandemia, incrementando su tratamiento si fuera necesario.

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