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‘No es momento de dimisiones’, por Iván Rodríguez García

Gacetín Madrid

por Iván Rodríguez García, coordinador de Volt Europa en Comunidad de Madrid

Ni siquiera una pandemia ha servido para dejar atrás los extremismos, las luchas, el odio social, el “guerra-civilismo” habitual estos meses; los propios políticos han aprovechado la crisis para acrecentar sus discursos populistas y crispar para conseguir rédito político, que actúa como un reflector en la sociedad.

Hemos visto muestras de solidaridad desmedidas entre vecinos, en lo cercano, en el día a día, pero poco más. No hemos sido capaces de buscar “lo que nos une”, de buscar el enemigo común, que entiendo que es el COVID-19, sino que lejos de encontrar el punto de encuentro se ha utilizado la demagogia para buscar culpables, lanzando muertos a la cara en lugar de guardar duelo.

Pues es triste, sí, muy triste, que en los momentos que podíamos demostrar que la vida y la lucha común está por encima del ego y de los fines partidistas, no hayamos entendido que superar dificultades de tal calibre no es posible sin una confluencia y sin unas manos unidas.

Y no, NO es momento de dimisiones, no es momento de que ningún político cese en mitad de una crisis, y no, tampoco es momento de que la sociedad civil agitada por el odio y el populismo de los políticos extremistas de ambas bandas pida la cabeza de los que gestionan. Tampoco de es momento de mociones.

Es momento de crítica constructiva, no de ejecución destructiva; es momento de tender la mano y buscar alternativa, no de injurias y calumnias; es momento de un pacto de estado a todos los niveles.

Ya habrá tiempo de análisis y de pedir responsabilidades. Que en los pocos momentos que salgamos a la calle no tengamos que oír pitos, cacerolas, ni tengamos que estar pendientes de mirar a ambos lados al cruzar por si nos llega un proyectil hiriente de los fuegos cruzados de los extremos.

Este 9 de mayo, hemos celebrado el 75 aniversario de la construcción europea. Miremos a esa Europa olvidada como modelo de valores, aquella que transformó el carbón y el acero destinado a fabricar armas, para crear una familia y un estado de paz, cimientos de una sociedad solidaria y constructiva; recordemos lo que fuimos y lo que somos, que el odio no nos destruya.

Por eso, pido con énfasis tender puentes, trabajar en construir y en proponer; no pagamos salarios públicos a nuestros parlamentarios para que se estén dando estocadas sin avanzar.

En esto trabajamos como europeístas convencidos en VOLT, en proteger los valores de aquella declaración Schuman del 50, que proponía la creación de una nueva institución supranacional colaborativa y solidaria; por una Europa líder, fuerte, justa y sostenible para devolver la ilusión en los tiempos convulsos.

Nunca faltará nuestra mano tendida a Sánchez, a Ayuso, a Almeida… porque como dijo Winston Churchill: “Si estamos juntos no hay nada imposible. Si estamos divididos todo fallará”.

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