por Daniel García-Quismondo
6.00 AM. Me despierto con la noticia de que en Alemania ha ocurrido un nuevo baby boom, colocando la tasa de nacimientos en máximos históricos.
Perdonen pero voy corriendo a Atocha, que pierdo el tren.
No se me va de la cabeza la noticia: Vuelve a crecer un 7% con respecto al año anterior y ya es el quinto año consecutivo en aumento. Lo llaman el milagro Merkel y a mí se me cae la tostada.
Mientras la recojo del suelo y pido disculpas a mi compañero de viaje en el AVE, me pregunto qué ha pasado. Qué receta mágica tiene la canciller.
Mientras el resto de Europa envejece, los germanos vuelven a contemplar un nuevo milagro alemán, como fue la famosa recuperación económica post-segunda guerra mundial.
Lo primero que me viene a la cabeza es la inmigración, “tiene que ser eso”, pienso. “Sí, es evidente, la población afgana, turca, incluso siria”, mientras miro absorto al paisaje: Qué hermosa tierra tenemos. Guadalajara, Sigüenza y el traqueteo de la alta velocidad española.
¿Pero claro, entonces la inmigración está aupando las estadísticas alemanas? Me pongo a escudriñar artículos y datos. Veamos; en 2016, 185.000 niños fueron de madres extranjeras y 608.000 fueron de madres alemanas. Hablamos de un 25%. ¿Influye? Sí. ¿Definitivo? No.
Pero antes de llegar a Barcelona… ¿puedo dar con la clave del por qué Alemania crece a máximos históricos, mientras que España se precipita al abismo, con cifras desoladoras con una tasa de nacimientos de 2.8% menos en 2017 que en 2015?
Googleo. “¿Café?”. Sí, gracias.
Leo que las ayudas a la natalidad y a la conciliación familiar han ido aumentando a lo largo de las tres legislaturas de Merkel.
Está muy bien, claro, pero no parece que sea especialmente clave ya que El Kindergeld, (ayudas concedidas cada mes por hijo hasta que consigan empleo o enlacen con becas aunque desde luego ayuda), son ayudas que llevan en vigor desde 1935.
Quizás, que haya una Ministerio para la Familia sea importante.
Quizás, son importantes algunas prestaciones como aquella que compensa el hecho de no estar ocupando la plaza de guardería pública (todo niño tiene derecho por ley desde el 1 de agosto de 2013, ahorrándole así dinero al Estado).
Quizás, las políticas del pleno empleo y las políticas de conciliación familiar avanzada puedan ayudar.
Quizás, que las mujeres puedan disfrutar de más meses por maternidad sea fundamental.
Quizás, que los permisos de paternidad se incrementen sea una pieza básica.
Quizás, que se generen las políticas de vivienda que eviten las burbujas inmobiliarias de venta, y ahora más que nunca de alquiler, ayuda.
Me voy acercando a Barcelona y la alta velocidad española funciona como un tiro. Puntual, menos contaminante, moderna, puntera. Nos copian en otros países y ganamos proyectos fuera. Está muy bien pero ¿por qué no ponemos mismo empeño en aumentar las tasas de natalidad en nuestro país? ¿Por qué no innovamos también en natalidad y futuro?
Quizás, nuestros gobernantes no están a la altura. No están haciendo el esfuerzo necesario en lo más importante que debe cuidar un país.
Quizás, y sólo quizás, España tiene diferentes velocidades y estamos desacelerando en lo más sustancial.