Las celebraciones del IV Centenario de la Plaza Mayor recuperan los desfiles festivos que durante los siglos XVI y XVII se celebrarán en la ciudad con motivo de acontecimientos religiosos, profanos e incluso como homenaje a miembros de la realeza.
Fiesta barroca nombre que se le ha dado al desfile, hará un recorrido desde la Plaza de Oriente y por la calle Mayor hasta llegar a la Plaza Mayor, donde todos los participantes serán recibidos por Su Majestad el rey Felipe III.
Cerca de 100 artistas forman parte de este desfile dedicado a los dioses mitológicos y a los santos patronos de la capital: carruajes con Cibeles, Neptuno, Santa María de la Cabeza y San Isidro o la Tarasca del Corpus, entre otras alegorías, participan en este evento junto a jinetes, actores, danzantes y músicos ministriles.
Durante dos horas, el público podrá disfrutar de esta fiesta barroca y de la gran gala que tendrá lugar en la Plaza Mayor a la llegada de todos los carruajes y participantes.
El desfile comenzará a las 18:30h en la Explanada de la Almudena; el recorrido discurre a lo largo de la calle Mayor y finaliza en la Plaza Mayor.
El desfile
01. JINETES CEREMONIALES. Encabezan la comitiva dos jinetes ceremoniales, cuyos caballos son conducidos por sus correspondientes ramaleros. Tradicionalmente, estos jinetes venían a reforzar la imagen de poder y protección, guardianes de ceremonia que desde el siglo XIV han simbolizado la fuerza religiosa y militar que acompañaba a los monarcas: una colorida y estética representación de honestidad y lealtad.
02. CARRO DE MINISTRILES. A continuación llega la música: tirado por cuatro caballos, un cochero y dos ramaleros conducen el carro que transporta a cuatro ministriles del Ensemble La Danserye, músicos de viento con instrumentos que reproducen fielmente originales de los siglos XV al XVII. Su cuidada interpretación parte de la fuente original hacia la búsqueda de una sonoridad auténtica y nos lleva al corazón de la Historia, desde el Renacimiento al Barroco.
03. CARRO DE LA PLAZA MAYOR. Símbolo de hegemonía de la monarquía hispánica, la Plaza Mayor aparece representada por la alegoría del mundo: el orbe planetario, encarnación del poder absoluto, descansa sobre los hombros del titán Atlas acompañado por las constelaciones a favor del destino. Sus siete hijas, las Pléyades – mitad ninfas, mitad estrellas -, le cortejan danzando. Este carro triunfal simboliza la monarquía de la cultura y la fe, que Felipe IV “el Grande”, “el Rey Planeta”, mantuvo con una enérgica política exterior europea hasta su declive
04. PÁJAROS DE ARCIMBOLDO. Los ciudadanos de Madrid tenían el gusto acostumbrado a los referentes estéticos que las entradas reales y festejos callejeros utilizaban en los desfiles. Entre la maquinaria utilizada figuraban autómatas articulados, como los pájaros exóticos en movimiento que contemplaremos en esta comitiva: un despliegue de magia, tal y como Baccio del Bianco y Cosme Lotti (ingenieros y escenógrafos) hacían en sus trabajos al servicio del teatro español en la época de los Austrias. Inspirados en el pintor Arcimboldo, aves llegadas de ultramar desfilarán sobre tres majestuosos carros, pinturas en movimiento para esta celebración festiva.
05. CARRO DE LA TARASCA DEL CORPUS. La Tarasca es una figura simbólica que representa el mal y el horror del pecado. Este gran carro procesional, tirado por seis caballos con un cochero y dos ramaleros, transporta un animal histriónico con cabeza de dragón, cuernos y rabo, en alusión al fuego del infierno y al demonio. Su cuerpo escamado, como el de la serpiente causante del pecado original, es modelo de animal erótico: con alas, pies de ave y ubres, la Tarasca es la bestia mitológica más característica del Corpus.
06. JINETES CEREMONIALES. De nuevo hacen su aparición los jinetes con sus ramaleros, conduciendo la transición desde los infiernos de la Tarasca a las alturas celestiales: llegan los santos.
07. COLUMNAS CELESTIALES. De Madrid al cielo: el patrón de Madrid y su esposa, Santa María de la Cabeza, hacen su aparición sobre púlpitos rodantes. San Isidro labrador, tan querido y venerado por todos los madrileños, protagonizó una comedia escrita por Lope de Vega en 1617 para ensalzar su gloria. El reconocimiento y la aceptación que el público ofrecía al popular y milagroso santo culminaron en 1622 con su canonización, y una gran fiesta barroca en la Plaza Mayor celebró su llegada a los altares. En este cuarto centenario el santo vuelve a la Plaza, recogiendo la memoria de aquella espléndida celebración.
08. JINETES CEREMONIALES. Escoltando a los santos y abriendo paso a la diosa que reina en el corazón de Madrid, una vez más los jinetes hacen su aparición en el cortejo para rendir honores a unos y otra.
09. CARRO DE CIBELES. Cuatro caballos con un cochero y dos ramaleros conducen el carro sobre el que la diosa de Madrid por excelencia despliega sus dones sobre los mortales. Símbolo de fecundidad, diosa madre de la Tierra y señora de los animales, Cibeles aparece rodeada por una comitiva de alegorías para representar la adoración suprema que se le veneraba.
10. CARRO DE NEPTUNO. Dominando las aguas y mares hace su aparición el carro triunfal de Neptuno, aquel que nutre la ciudad con la vida del líquido elemento. Rodeado por su corte de tritones y sirenas, el dios que gobierna el espacio que no es tierra hace alarde de su fuerza y potencia cabalgando sobre las olas.
11. CARRO DE MINISTRILES. Que no pare la música: recibimos a otra carroza de ministriles que nos ofrecen sus melodías recuperadas del corazón de la Historia y nos van llevando hacia el gran final de este histórico recorrido.
12. BALCÓN DE LA PLAZA MAYOR. Desde un privilegiado balcón de la Casa de la Panadería, la familia de Felipe III recibe a la festiva comitiva en la Plaza Mayor. Ocho músicos ministriles acompañan con sus melodías esta regia bienvenida, que culminará con la celebración de una gran gala barroca en este excepcional escenario urbano de historia viva que es nuestra Plaza.
Más información: www.plazamayormadrid4c.es/agenda/