Urgencias al límite, ambulancias haciendo cola para entrar y ancianos horas en sillones. Esta es la dramática situación de la sanidad pública madrileña que ha denunciado este martes el Sindicato de Enfermería, SATSE Madrid.
Luis, nombre ficticio, ha estado horas esperando en un incómodo sillón a que le recoja una ambulancia tras recibir el alta hospitalaria y pueda, finalmente, irse a casa. En la puerta de las Urgencias, Marta ha esperado horas hasta que los profesionales de la ambulancia han podido gestionar su ingreso en el hospital.
Mientras tanto, las enfermeras de las Urgencias han tenido que multiplicarse para poder atender a los numerosos pacientes que han acudido demandando atención sanitaria. En muchos casos, las enfermeras han recurrido a ubicar camas en pasillos, a habilitar espacios no sanitarios, a juntar camillas para conseguir un hueco y a solicitar más sillones donde poder atender a los pacientes.
Todo ello «con una plantilla enfermera muy mermada ya que no se encuentran profesionales disponibles». “No quieren trabajar en el SERMAS -explican desde SATSE Madrid- porque están hartas de no sentirse reconocidas y, además, porque percibirían retribuciones muy por debajo de lo que cobrarían en otros servicios de Salud y con peores condiciones laborales”.
La situación de las Urgencias hospitalarias, y de los hospitales públicos madrileños, «lleva semanas siendo complicada. Las cifras de las Urgencias están muy por encima de las medias habituales, faltan camas en la hospitalización, la plantilla enfermera se encuentra cada vez más mermada y la Administración no hace nada por solventarlo».
A primera hora de ayer, en el Hospital de Móstoles, había ya 10 pasillos, mientras que en el 12 de Octubre la Urgencia estaba “muy justa”, en palabras de los delegados de SATSE Madrid, con 50 pacientes pendientes de ingreso.
En el Hospital Severo Ochoa, de Leganés, la Observación ya estaba llena a primera hora de la mañana y se había tenido que reforzar con enfermeras traídas de otras Unidades. En el Infanta Sofía, de San Sebastián de Los Reyes, había numerosos pacientes a la espera de ingreso, con Urgencias muy saturadas y sin huecos para que las ambulancias dejasen a los pacientes que transportaban. Dentro, los usuarios llevaban varias horas esperando en sillones a que esas ambulancias, que no podía dejar pacientes, los trasladaran a sus domicilios.
Cierre de camas y SUAP cerrados
«La situación, que desde el Gobierno regional suelen calificar de puntual, lleva tiempo siendo crítica: Urgencias llenas, enfermeras al límite y escasez de camas en las plantas de hospitalización donde, ante la falta de enfermeras para poder mantener abiertas las plantas, han doblado o triplicado las camas disponibles en las Unidades que se mantienen funcionando. Eso sí, con idéntica plantilla de enfermeras», denuncian.
“Como no hay enfermeras, ya que no quieren trabajar en el SERMAS y se han tenido que cerrar más de 1.800 camas, se está recurriendo a instalar camas adicionales. En aquellas habitaciones donde había una sola, se instala otra más y donde ya había dos, si el espacio lo permite, se instalan tres. Eso sí, con el mismo número de enfermeras/os, que tienen que multiplicarse para poder atender a todos los pacientes ingresados”, explican.
A la falta de camas, se suma la situación que sufren los centros de salud donde tampoco se ha reforzado la plantilla. “Hay localidades que han multiplicado por cuatro o cinco su población, pero las enfermeras siguen siendo las mismas ya que solo se han sustituido las que se han ido de vacaciones, sin tener en cuenta el incremento de la población a la que deben atender. Al final, muchos usuarios terminan en las Urgencias a pesar de que si funcionaran los SUAP (Servicios de Urgencia de Atención Primaria) podrían aliviar la presión asistencial pero estos llevan ya más de dos años cerrados», concluyen.