El Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Medio Ambiente y Movilidad, ha finalizado las obras de consolidación y restauración de los cuatro puentes existentes sobre el arroyo que atraviesa la Quinta de Torre Arias, en el distrito de San Blas-Canillejas, y la restauración del muro de cerramiento en la calle Alcalá, desde el edificio de la Casa de Camineros hasta la esquina este de la finca.
También se han llevado a cabo trabajos de estabilización del paramento y chimenea del invernadero principal. El Consistorio ha invertido 452.000 euros para la mejora de estos hitos singulares dentro de la infraestructura de la finca, que ha contado con un plazo de ejecución aproximado de nueve meses.
La recuperación del entorno de la Quinta de Torre Arias supone un incremento de la funcionalidad y servicio de la red de caminos y una mejora de los espacios de paseo para los visitantes. Con las actuaciones realizadas, se pretende recuperar uno de los lugares más emblemáticos y desconocidos por los madrileños y uno de los ámbitos históricos de la ciudad de Madrid.
Objeto y características del proyecto
La restauración y reparación de los puentes, el principal y los situados en el oeste y este de la finca y el central, está justificada en la necesidad de mantener la red de caminos de la quinta en buenas condiciones de funcionalidad y servicio. Su presencia marca el paso de estos caminos sobre las vaguadas y arroyos de la finca y se convierten en hitos singulares dentro de la infraestructura. La actuación llevada a cabo ha consistido en la limpieza, recuperación y consolidación de todos sus elementos.
Por otra parte, el muro de cerramiento está construido en diferentes momentos históricos y presentaba una variada patología. Las actuaciones llevadas a cabo se han dividido en diferentes tramos, en función de los distintos trabajos que necesitaba para lograr su recuperación y consolidación. En alguno de ellos ha sido necesaria la demolición total del muro y su nueva construcción, aprovechando el material recuperado en el derribo y manteniendo la tipología del antiguo muro.
La quinta cuenta con diversos invernaderos ya que una de las tareas principales de sus últimos propietarios fue su dedicación a las labores agrícolas y de jardinería. Algunos de los elementos del invernadero principal presentaba riesgo de derrumbe, por lo que ha sido necesario llevar a cabo la restauración del paramento y de la chimenea, procediendo a la estabilización de sus materiales.
Lugar emblemático
La Quinta de Torre Arias ocupa una superficie de 192.888 metros cuadrados, está enclavada en el noreste de la capital y alberga un conjunto de edificaciones que han estado en desuso y que se encontraban en mal estado de conservación.
Cuenta con diversas edificaciones con diferentes niveles de protección patrimonial, entre las que destaca el palacio del siglo XVI, reformado en sucesivas ocasiones a lo largo de su historia. Otras edificaciones de interés son las extensas caballerizas y el patio de labor con bodegas y un guadarnés, donde se depositaban las sillas y guarniciones de las caballerías. También destacan edificios relacionados con su pasado agropecuario como la vaquería, el matadero, las perreras, el palomar, las porquerizas y dos invernaderos.
En su interior destacan las zonas ajardinadas donde se pueden contabilizar más de 300 especies de plantas herbáceas y hasta 51 especies diferentes de árboles como una encina con más de 300 años.
La finca contaba con olivar, viñedo y grandes extensiones para el cultivo de huertas y frutales, además de un antiguo sistema de regadío con pozos, norias, albercas, conductos de distribución y dos viajes de agua que captaban las aguas subterráneas para abastecer las fuentes y los riegos de jardines, en los que dos fuentes con nombre propio los surtían de agua, las llamadas Isabela y Minaya, esta última aun conservada. Además, el arroyo Trancos atravesaba la posesión de oeste a este.