Vacunas COVID y fertilidad: ¿qué se sabe hasta ahora?

Gacetín Madrid

La pandemia ha dejado a su paso miedo, incertidumbre y muchísimos interrogantes. La población de riesgo sin duda ha sido la más vulnerable, pero hay otros grupos que han temido al virus desde un prisma reproductivo en el que el peligro no ha sido tan elevado, pero la angustia sí.

El coronavirus llegó a muchas casas en pleno embarazo o en la búsqueda de uno. Vacunación, ¿sí o no? Esta fue una de las primeras preguntas que se hicieron todas las sociedades científicas que investigan en materia de fertilidad. Muy pronto tuvimos amplios datos sobre los beneficios de la vacunación en la población general, pero los resultados disponibles sobre la seguridad de la vacuna en mujeres gestantes eran —y siguen siendo— limitados, dado que embarazadas y lactantes fueron excluidas inicialmente de los ensayos de fase III.

Los datos actuales sobre las gestantes que se infectan por SARS-CoV-2 indican que, en la mayoría de los casos, cursan COVID-19 de forma leve o asintomática. Sin embargo, también se ha visto cómo durante el embarazo, en las pacientes que son sintomáticas, existe un mayor riesgo de que la enfermedad se agrave, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Tampoco se ha demostrado que exista mayor riesgo de aborto, pero sí hay una probabilidad mayor durante la gestación de ingresar en las unidades de cuidados intensivos. La ciencia ofrece a veces resultados dispares que hacen difícil explicar a las pacientes cuál es el riesgo-beneficio de embarazarse o no, o de vacunarse o no. No obstante, según estos datos es razonable promover también la vacunación en aquellas que desean gestar en caso de que se tenga la posibilidad.

La vacunación no afecta a la capacidad reproductiva

En relación a la infección por SARS-CoV-2 y los gametos, la mayoría de los trabajos publicados no han encontrado virus en el eyaculado o en el testículo. Por ello, el riesgo de que el virus pueda afectar al espermatozoide o se pueda transmitir a través de él puede considerarse muy bajo o nulo. Además, los daños en el testículo no se deben a la presencia del virus sino a la inflamación provocada por la enfermedad.

En cuanto los óvulos de pacientes infectadas por SARS-CoV-2, no se ha detectado la presencia de ARN viral en ellos ni tampoco en el líquido folicular. En un estudio que analizó pacientes con problemas de infertilidad y que habían sido vacunadas previa la realización de una fecundación in vitro, la vacuna de ARNm no afectó a la reserva ovárica ni al rendimiento de la técnica.

Las vacunas contra el COVID-19 no están compuestas de virus vivos —que son aquellas que estarían contraindicadas durante la gestación—, por lo que no hay riesgo de que las mujeres se infecten debido a la vacuna. Además, no existen evidencias que la vacunación aumente el riesgo de infertilidad.

Tal como fue publicado por el British Medical Journal, “no hay absolutamente ninguna evidencia, ni una razón teórica, de que alguna de las vacunas pueda afectar la fertilidad de mujeres u hombres”. Eso sí, en caso de vacunarse durante el tratamiento de fertilidad se deben tener en consideración los efectos secundarios de la vacuna los días posteriores.

De forma lógica, si los anticuerpos que se crean tras la administración de la vacuna afectaran la fertilidad, también lo deberían hacer los que se crean tras la enfermedad. Y no hay evidencia de ello. Tampoco se ha visto que las vacunas aumenten el riesgo de pérdida del primer trimestre, muerte fetal o anomalías congénitas.

En el caso de mujeres que van a realizar a una técnica de reproducción asistida, la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) considera que no está justificado posponer este deseo gestacional ni el inicio de un estudio o tratamiento incluida las donaciones de gametos. En definitiva, en las pacientes que deseen quedarse embarazadas no está indicado rechazar o posponer la vacunación cuando les corresponda por calendario.

Autor: Daniel Mataró. Esta tribuna se publicó originalmente en la web de la agencia SINC y tiene una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.

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