El suelo es uno de los principales elementos a considerar en el ecosistema del huerto y conocer sus características físico-químicas es esencial a la hora de cultivar alimentos.

El Ayuntamiento de Madrid, a través de Madrid Salud y el Departamento de Educación Ambiental del área de Medio Ambiente y Movilidad, ha analizado 12 huertos escolares de 11 colegios y el resultado ha sido que reúnen las condiciones necesarias para cultivar lechugas, zanahorias o tomates de forma tan segura como los productos de un mercado.

Sus suelos cumplen con los niveles genéricos de referencia de metales pesados regulados por la Comunidad de Madrid.

En cada huerto se ha procedido a la recogida de muestras en bolsas de plástico convenientemente identificadas y con peso aproximado de 800 gramos cada una de ellas.

A continuación se han procesado mediante el ensayo MA-55-AA en el Laboratorio de Salud Pública de Madrid Salud, referente en el terreno de la seguridad alimentaria, alcanzando grandes niveles de excelencia y eficiencia.

Se han analizado hasta nueve contaminantes y sus concentraciones figuraban muy por debajo de los establecidos en la legislación vigente, no presentaban amenaza para la calidad de los cultivos ni existía riesgo para la salud derivado de la ingesta de los productos.

Estos muestreos aleatorios se realizan todos los años para analizar los suelos de algunos de los huertos del programa y seguir obteniendo información.

El objetivo de este estudio de calidad agraria realizado por Madrid Salud es detectar en el suelo los niveles de metales pesados que pudieran ser absorbidos por plantas e incorporarse a la cadena alimentaria.

Red de huertos escolares

Tener un huerto en el colegio significa no solo ser receptor de conocimientos, supone convertirse en productores de diversos frutos y hortalizas como zanahorias, lechugas, tomates o manzanas. Y lo que es más importante es implicarse en un proceso que fomenta la paciencia y favorece la autoestima del alumnado.

Este es el objetivo de la presencia de los huertos en los centros escolares, ya que según pasan los meses, los chicos ven el proceso de transformación de una semilla en un vegetal y recogen los frutos de su propio trabajo.