La Asociación de Librerías de Madrid hace entrega de sus premios anuales

Gacetín Madrid
  • La defensa de las librerías fue la constante durante la ceremonia .
  • Rosa Montero: «Yo os he visto, os conozco, he estado con vosotros en estos 40 años».
  • Madrid cuenta con el mayor número de lectores y lectoras de España.

La Biblioteca Regional Joaquín Leguina volvió a ser anoche el escenario de la ceremonia de entrega del Premio Libro del Año que en sus diferentes categorías concede la Asociación de Librerías de Madrid.

Las obras ganadoras de la presente edición han sido: Dicen, de Susana Sánchez Arins, editado por De Conatus; En busca de lo salvaje, de Megan Wagner Lloyd y Abigail Halpin, editado por Errata Naturae, Mejor Álbum Ilustrado; Una lección olvidada. Viajes por la historia de Europa, de Guillermo Altares, editado por Tusquets, Mejor Libro de Ensayo; El príncipe y la modista, de Jen Wang, editada por Sapristi, Mejor Cómic; y La casa grande, de Rosana Acquaroni, editada por Bartleby, Mejor Libro de Poesía.

El ‘Premio Leyenda’, galardón que reconoce la labor de una persona o institución que se haya destacado por su apoyo a los libros y a las librerías, ha recaído este año en la escritora y periodista Rosa Montero.

El editor y escritor Samuel Alonso Omeñaca obró este año como maestro de ceremonias.

El primero de los galardones entregados fue el de la categoría de Cómic por parte de Jesús Marugán, de la librería Akira Cómics. «Es un género en el que de una forma muy sencilla se cuentan cosas muy interesantes y muy complejas», afirmó orgulloso de representar a este tipo de establecimientos.

Y ejemplo de ello es precisamente El príncipe y la modista, obra ganadora, basada en la búsqueda de la identidad de su protagonista que se debate en una dualidad de sexos. Recogió el premio Octavi Botana, editor de Sapristi, sello gráfico de la editorial Roca que nació hace cinco años coincidiendo con el lanzamiento al mercado una obra de Jen Wang, autora de la novela gráfica galardonada.

Las librerías como espacios de libertad

Como hecho notorio de la edición de 2019, cabe destacar las constantes alusiones en defensa de las librerías como espacio de libertad y al desempeño de aquellos y aquellas que ejercen el oficio por parte de la práctica totalidad de las personas que participaron en la ceremonia.

«Los libreros y las libreras han sabido subir montañas buscando objetos mágicos, han sabido bajar al subsuelo para enfrentarse a seres malignos y saben que todavía se puede encontrar un final feliz”, apuntaba Samuel A. Omeñaca al principio del acto.

A través de estos premios, «los libreros y las libreras muestran de manera colectiva su opinión sobre los libros que seleccionan, destacan lo que más les ha sorprendido y emocionado y detectan lo que mejor puede despertar las sensaciones de los lectores».

Pero esta labor no es nada fácil, y a veces requiere de acaloradas discusiones entre los miembros de los jurados, como resaltó Ester Madroñero, de la librería Kirikú y la bruja, a la hora de hacer entrega del Premio Libro del Año en la categoría de Álbum Ilustrado a Emilia Lope, editora de Errata Naturae, por En busca de lo salvaje, de Megan Wagner Lloyd y Abigail Halpin.

«Ha sido muy difícil elegir un álbum ante la maravillosa producción de las editoriales y cantidad de propuestas que han hecho nuestros colegas de las librerías de Madrid», afirmó. Lope, empezó su intervención agradeciendo a las librerías su complicidad y su apoyo en unos momentos difíciles para todo el sector.

Rosana Acquaroni, autora del poemario La casa grande (Bartleby Editores), confesó que este premio le ha cambiado la vida y se refirió a la importante labor realizada por las librerías en la creación de tejido cultural. Sobre ello se pronunció también Lola Larumbe, de la librería Alberti, al ilustrar a los presentes en el auditorio de la Biblioteca Regional Joaquín Leguina sobre la historia de estos premios. «De alguna manera teníamos que subrayar la labor prescriptora de los libreros», advirtió.

La calidad de las obras seleccionadas y la aceptación por parte de los lectores, han sido clave a la hora de seleccionar las obras que han competido por el galardón del Premio Libro del Año en la categoría de Ensayo.

En esta edición ha recaído en Una lección olvidada. Viajes por la historia de Europa, de Guillermo Altares (Tusquets Editores) que ya va por la quinta edición. Se trata de un libro difícilmente clasificable, según Larumbe.

Podría estar colocado tanto en la sección de Viajes, como en la de Historia, «pero yo lo veo en la mesa general de los libros de narrativa porque aúna la propia experiencia del viaje, la autobiografía y el gusto por enseñarnos cosas de nuestro propio pasado».

Guillermo Altares se mostró agradecido por haber recibido un reconocimiento así por parte de las librerías «por el espacio de libertad que nos ofrecen y que defienden para toda la sociedad» y no ahorró halagos para otros premiados ni para Tiempo de magos: la gran década de la filosofía (1919-1929), de Wolfram Eilenberger, obra finalista en su misma categoría. Altares hizo un recorrido por su trayectoria profesional como enviado especial de El País y contó que en las situaciones de conflicto, siempre se las apañaba para encontrar una librería que le permitiese sentirse seguro y reconfortado, como en el Hotel Intercontinental de Kabul, tras la caída de los talibanes, en 2001; en el zoco de los libreros de Bagdad, en abril de 2003, poco después de la invasión angloestadounidense; o en Beirut, durante los bombardeos israelíes contra el sur de la capital, en el verano del 2006, donde, gracias a la librería Antoine, a la que acudía todos los días, se hizo con una estupenda biblioteca sobre la historia del Líbano que luego pudieron aprovechar otros compañeros del periódico.

«En las circunstancias más difíciles, bajo las bombas, los saqueos, los desastres…, las librerías se mantenían como un espacio de libertad, de cultura, de paz y de conocimiento. Si no han podido con vosotras las bombas y los talibanes, lo de Amazon está chupado», ironizó el autor galardonado.

Las librerías como alimento y como columna vertebral de la cultura y de la civilidad

El jurado del Premio Libro del Año decidió conceder el galardón en la categoría de Ficción en su 19ª convocatoria a Dicen, de Susana Sánchez Arins (Editorial De Conatus). Tras ser presentada por Miren Elorduy, de la librería Mujeres y Compañía, esta autora confesó sentirse orgullosa porque, pese a vivir en una pequeña aldea gallega, tiene librerías cerca «y son las que me nutren y me alimentan desde que soy pequeña», afirmó.

Dedicó el premio a su padre que le dio permiso para publicar la obra sin tener que modificar ningún nombre porque esta autora comparte una íntima historia familiar atravesada por la represión franquista en la que el silencio fue algo obligado. «Mi objetivo inicial al escribirla fue dar a conocer que teníamos un victimario en la familia y el hecho de que su nombre sea ahora conocido para mí es un éxito», añadió.

También se mostró muy agradecida por la confianza de sus editoras al creer en el libro y ver sus posibilidades.

Enrique Pascual, presidente de la Asociación de Librerías de Madrid, tomó la palabra para hacer entrega a Rosa Montero del Premio Leyenda en la edición de este año, no sin antes dedicar unas palabras de agradecimiento a sus colegas, los libreros de Madrid, y a los autores y editores «por su ardua tarea diaria de llenar nuestras librerías de buenos libros, de razones maravillosas que ofrecer a los lectores».

«Te necesitamos», dijo el presidente de las librerías dirigiendo la mirada a la homenajeada. «En un mundo cada vez más desapegado, superficial y pixelado, las relaciones de verdad, las que se basan en el compromiso y la lealtad son las que nos llegan muy hondo y queremos que destaquen. Por ello, por ser como eres, hemos querido darte este Premio. Gracias por acompañarnos siempre».

Traducido a años ese «siempre» son exactamente 40 años, lo mismos que hace que publicó su primera novela. «Siento que hemos ido de la mano», afirmó Rosa Montero. «Yo os he visto, os conozco, he estado con vosotros en estos 40 años», añadió, y también compartió con los presentes sus recuerdos de la infancia cuando iba por Navidad a la Casa del Libro de Gran Vía a comprar libros con sus ahorros de todo el año. «Para mí era un momento mágico», confesó.

«Desde siempre habéis sido la columna vertebral de la cultura y de la civilidad», añadió la escritora y periodista. «Dais la posibilidad del conocimiento y de los sueños a muchísima gente. Yo me pregunto a cuántos de vosotros habréis cambiado la vida de alguien definitivamente. Estoy segura de que muchos, que habéis salvado la vida de muchas personas», prosiguió.

Rosa Montero se lamentaba del cierre de librerías, algunas regentadas por amigos, «tantos caídos en esa batalla por la luz», según ella, y convencida de que el trabajo que se realiza desde estos espacios no se podría pagar «porque no tiene precio, lo hacéis por vocación, por ese amor a los libros y a la lectura, que es por lo mismo por lo que escribimos: son cosas que las haces porque no puedes dejar de hacerlas», confesó emocionada la Premio Nacional de las Letras Españolas de 2017, entre otros reconocimientos, poniendo así fin a su intervención.

Madrid lídera los índices de lectura

Por parte de las instituciones locales se hallaban entre los presentes Daniel Martínez, viceconsejero de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid, y Andrea Levy, delegada de Cultura, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid. Ambos destacaron también el importante papel ejercido por las librerías en la sociedad y el valor de estos premios.

«El libro es, además de una fuente de placer, un verdadero elemento de promoción cultural y un sector económico clave en la Comunidad de Madrid», afirmó Daniel Martínez. Confirmó también que Madrid sigue aportando el mayor porcentaje de lectores, con un 79% respecto al resto de España, que alberga al 17% de todo el tejido de librerías, «una red de difusión cultural irremplazable, y que, junto a las bibliotecas, acercan la lectura a los ciudadanos; como agentes culturales, desde los poderes públicos debemos preservar y promover».

Para Andrea Levy «las librerías hacen barrio, tejen sociedad y lo hacen con el hilo de las letras». No hay nada que sea más importante para esa luz, que tienen que tener las calles de nuestra ciudad, que haya una librería abierta». Terminó refiriéndose a la implicación de la Asociación de Librerías de Madrid en la celebración del centenario de Benito Pérez Galdós a través del evento cultural por excelencia de la ciudad, como es la Feria del Libro de Madrid, organizada por este colectivo.

A la ceremonia de entrega de los premios no faltaron emotivos momentos para el recuerdo de los que ya no están pero que siempre estuvieron cerca de las librerías de una manera o de otra.

Estos galardones no están dotados económicamente, pero premian a los ganadores con una estatuilla diseñada en el taller de Pep Carrió.

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