“Soy de Madrid porque nací en Cádiz. Soy de Madrid porque llegué aquí a los 12 años y jamás vi a mis padres perdidos o desarraigados, jamás acomplejados por llegar de fuera; ellos, de inmediato, fueron madrileños”. La escritora Elvira Lindo ha resumido con estas palabras el espíritu acogedor que siempre ha encontrado en esta ciudad, en la que hoy ha sido la pregonera de las fiestas de San Isidro.

Cientos de madrileños, madrileñas y visitantes se han congregado en la Plaza de la Villa a escuchar las palabras con las que Elvira Lindo da el pistoletazo de salida a seis días continuaos de fiesta, con 220 citas culturales y de ocio, en 19 escenarios, y que llenarán de conciertos, danza, talleres, espectáculos infantiles, teatro, poesía y música clásica, las calles, plazas y parques de la ciudad. Poco antes del pregón, el tradicional Pasacalle de Gigantes y Cabezudos han inaugurado las fiestas, terminando su recorrido en la céntrica Plaza de la Villa.

La escritora, periodista y guionista ha reivindicado el orgullo de ser madrileño, de nacimiento o de adopción, un orgullo que “a veces nos falta”, ha indicado. “Madrid capital de la gloria, el rompeolas de todas las Españas es hoy capital del feminismo. Ese paseo de Recoletos, esa fuente de Cibeles, que va a pasar de madridista a feminista ¿Por qué no sentir algo de orgullo? Un orgullo legítimo, jamás excluyente”, ha subrayado.

Elvira Lindo ha desgranado su infancia y primera juventud en Moratalaz y el descubrimiento, a través de su primer trabajo como reportera de una emisora de radio situada en el centro de la ciudad, de que los barrios no sólo están en la periferia. “Amar la ciudad es hacer barrio, reivindicarlo a diario y los barrios, como yo descubrí bien pronto, no sólo están en las afueras. Queremos que sigan vivos los barrios del centro”.

La escritora ha hablado del paseo como una de las mejores formas de conocer y amar una ciudad. “Las ciudades donde no se anda se mueren de pena. Se muere el aire por el humo de los coches y se reduce la posibilidad de encuentro con otros seres humanos”. En este paseo no pueden faltar, en su opinión, los niños y los viejos. “Si ellos desaparecen de este escenario estamos cediendo todo el espacio exclusivamente al negocio, y la ciudad es algo más que eso. La ciudad es nuestra casa”.