El retraso en el diagnóstico de la infección por VIH en mujeres embarazadas implica un peor pronóstico de la enfermedad en sus hijos. Así lo demuestra un estudio liderado por el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y un equipo del área de Enfermedades Infecciosas del CIBER (CIBERINFEC), realizado en el marco de la Red Pediátrica para la Prevención, Detección Precoz y Tratamiento del VIH en niños (PLANTAIDS) del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), que ha publicado la revista BMC Infectious Diseases.
A pesar de que los importantes esfuerzos de prevención han logrado una reducción en la transmisión del VIH de madre a hijo (TMI) a nivel mundial, aún ocurren nuevos casos de infecciones pediátricas por VIH. El diagnóstico precoz de las nuevas infecciones es fundamental para iniciar un tratamiento antirretroviral adecuado que evite la morbimortalidad infantil relacionada con la infección.
La TMI puede ocurrir en tres momentos: durante el embarazo, en el parto, en el puerperio y durante la lactancia. La prevención de la transmisión en estas etapas es crucial. En este sentido, las principales intervenciones son la terapia antirretroviral durante el embarazo y en el período neonatal, la cesárea antes del parto y la ruptura de membranas, en caso de carga viral detectable; y la contraindicación de la lactancia materna para las mujeres que viven con el VIH.
En América Latina se están haciendo esfuerzos en prevención del VIH pediátrico, pero aún se está lejos de la eliminación de la transmisión materno-infantil del VIH que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los objetivos del Desarrollo del Milenio. La OMS estimó que, en 2010, 21.000 mujeres embarazadas eran VIH positivas en América Latina, y solo 10.600 (50,5%) recibieron terapia antirretroviral; en ese año, 3.400 niños menores de 15 años fueron diagnosticados con VIH. En 2017, se contaba un número similar de mujeres seropositivas, de las cuales 15.300 (72,9%) estaban recibiendo esta terapia. El número de nuevos diagnósticos pediátricos de VIH disminuyó a 2.400 (29%), principalmente por la implementación de medidas de prevención de la trasmisión madre a hijo.
El objetivo de esta investigación fue describir los casos de transmisión del VIH de madre a hijo en hospitales de referencia de América Latina y analizar posibles fallos en las estrategias preventivas de la transmisión maternoinfantil y el retraso diagnóstico, de cara a seguir avanzando en la mejora de estos parámetros. Para ello, se diseñó un estudio multicéntrico y descriptivo de casos de TMI diagnosticados durante 2018 en 13 hospitales de referencia de 8 países (Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá). El trabajo incluyó datos de 81 niños y niñas con VIH.
Sólo un 3% de mujeres conocían su diagnóstico de VIH antes del embarazo
Los resultados revelaron que menos del 3% de las mujeres conocían su diagnóstico de VIH antes del embarazo, de las cuales sólo una había recibido tratamiento antirretroviral previo al embarazo. Más del 80% de ellas fueron diagnosticadas después del parto, el 8,7% durante el embarazo y el 2,9% en el propio parto.
En el momento del diagnóstico, casi la mitad de los niños (49,3%) presentaba un estadio avanzado de la enfermedad. A menor edad de los niños en el momento del diagnóstico, se encontró un menor número de hospitalizaciones previas, y un mejor estado inmunovirológico en los niños cuyas madres sabían su estado serológico al momento del parto, en comparación con las madres que no lo sabían.
“Si bien la transmisión del VIH de madre a hijo en América Latina ha disminuido en los últimos años, nuestra serie muestra que aún existen casos que indican fallos en la prevención, siendo un punto crítico para mejorar un diagnóstico más temprano de las mujeres embarazadas”, señala Marisa Navarro, pediatra del Hospital Gregorio Marañón y una de las coordinadoras de este estudio. “La mitad de los niños y niñas fueron diagnosticados en un estadio avanzado de la enfermedad y el retraso en el diagnóstico materno conllevó un peor pronóstico clínico e inmunológico de estos menores”, subraya.
“Este estudio puede servir para intentar mejorar en las oportunidades perdidas que evitan las infecciones por VIH en los niños; una mejora que pasa por un cribado universal de la infección VIH en la gestación, que en estos países de forma global no supera el 50%, y del tratamiento del VIH en la embarazada, además del seguimiento de los recién nacidos expuestos”, concluye la pediatra del Hospital Gregorio Marañón.