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Los neumólogos reclaman prohibir de forma permanente fumar y vapear en las terrazas de bares y restaurantes

Gacetín Madrid

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha advertido que fumar en las terrazas las convierte en lugares inseguros tanto para los usuarios como para los trabajadores de la hostelería, por el riesgo de contagio de COVID-19 y otras enfermedades asociadas al tabaco que tienen los fumadores pasivos.

En un comunicado, SEPAR ha advertido advertencia ante la próxima aprobación del Decreto sobre tabaquismo pasivo y terrazas. Esta sociedad científica ya remitió al Ministerio de Sanidad cinco medidas «irrenunciables» que «deberían incluirse» en la reforma de la Ley Antitabaco vigente, una de las cuales es prohibir el humo de tabaco y de los tóxicos liberados por los dispositivos electrónicos utilizados para vapear.

Además, esta medida, inciden, «no debe aprobarse solo de forma circunstancial, para evitar los contagios de COVID-19 en las terrazas, sino de forma permanente, para que contribuya a evitar los contagios de esta y otras infecciones respiratorias». El tabaco mata al año en España a 60.000 personas de las cuáles un porcentaje corresponde a la exposición al humo del tabaco en no fumadores. Se calcula que, en Europa, como mínimo, 22.000 muertes al año son debidas al tabaquismo pasivo.

En los últimos años, se aprecia un aumento de la contaminación del aire por el tabaco en entornos abiertos como las terrazas de locales de hostelería, con un porcentaje de tóxicos del tabaco en estos espacios que oscila entre un 30% a un 50% por cada fumador. Además, según un estudio realizado en nuestro país más de la mitad de ellos usan estos ambientes para fumar.

Exposición en no fumadores al tabaco y sus efectos

Los gases y partículas nocivas que contiene el humo del tabaco en estos lugares no solo provienen de la exhalación del fumador y de la combustión del cigarrillo sino de las colillas o de la mezcla de estos tóxicos procedentes del fumador con gases de la atmósfera. Estos agentes químicos se mantienen en el tiempo, pues se adhieren a la ropa, objetos u otras instalaciones de las terrazas. Incluso se mantienen de forma residual en la exhalación del fumador durante al menos 10 minutos tras finalizar su último cigarrillo.

Esta exposición en no fumadores conlleva un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la cardiopatía isquémica, neoplasias o exacerbaciones de enfermedades respiratorias crónicas especialmente en los trabajadores de la hostelería o población vulnerable como los niños o las mujeres embarazadas, no existiendo nunca un umbral de seguridad. Asimismo, el tabaquismo activo y pasivo predispone a infecciones respiratorias tanto víricas como bacterianas.

Tabaco y mayor riesgo por COVID-19

La COVID-19, infección producida por el virus SARS CoV2, es responsable actualmente en nuestro país de más 8 millones y medio de casos y de 90.000 muertes. A la nueva cepa ómicron se le atribuye en el momento de máxima incidencia una tasa diaria de más de 100.000 contagios. Por otro lado, existe evidencia científica sólida que demuestra una asociación peligrosa entre COVID-19 y tabaco.  La exposición a los tóxicos del tabaco se relaciona con presentaciones más graves y con un peor desenlace de esta enfermedad.

En un metaanálisis y en una revisión sistemática realizada por Jiménez Ruiz et al, en la que se incluyeron 19 y 34 artículos, respectivamente, se observa una relación entre la exposición actual o pasada al tabaco (fumadores activos o exfumadores) y una peor evolución de COVID-19 (OR: 1,96 IC95% 1,36-2,83), así como una mayor probabilidad de presentar una condición más crítica de infección (necesidad de intubación, ingreso en la UCI o muerte) (OR: 1,79 IC95%,1,19-2,70).

Es decir, la presencia de una historia de tabaquismo aumenta en un 79% más posibilidades de necesitar ingreso en UCI o de morirse y en un 96% de desarrollar COVID-19 grave (7).  Recientemente, un trabajo publicado por un registro español con más de 14.000 pacientes que ingresaron por COVID-19 concluye que el tabaquismo es un factor independiente de mal pronóstico de esta enfermedad (8). En un estudio observacional de una cohorte de pacientes del Biobanco del Reino Unido se observa en fumadores mayor frecuencia de hospitalizaciones por COVID-19 (9).

El contagio del virus SARS CoV2 se produce por aerosoles al respirar siendo mayor al realizar actividades como fumar o vapear. En espacios de fumadores o vapeadores los coronavirus con diámetros de 0,1 micras pueden unirse a partículas del humo del tabaco más grandes pudiendo estos aerosoles cargados de partículas víricas alcanzar distancias de 8 metros. Por tanto, el humo exhalado del tabaco convencional y de dispositivos electrónicos representan un excelente vehículo para la transmisión de las partículas del virus entre personas (10,11).

Asimismo, la conducta de fumar y los patrones gestuales del fumador favorecen a una mayor transmisión de dichas partículas víricas. Por otro lado, fumadores y no fumadores quedan en las terrazas durante más tiempo desprovistas de mascarillas siendo el riesgo de transmisión mayor. Por todo ello, permitir fumar en las terrazas «hacen de estos lugares inseguros tanto para usuarios como para trabajadores de la hostelería por el riesgo de COVID-19 y de otras enfermedades asociadas al tabaco», denuncian desde SEPAR.

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