Piden 20 años de cárcel para el ex-político del PP Rodrigo de Santos por abuso sexual a dos reclusos en Puente de Vallecas

Gacetín Madrid

La Fiscalía Provincial de Madrid pide 20 años de prisión para el ex-político del PP Javier Rodrigo de Santos por abusar sexualmente de dos reclusos a los que había conseguido alojamiento para que disfrutaran de sus permisos carcelarios y a quienes amenazó con retirarles el aval necesario para salir unos días del centro penitenciario donde cumplían condena si no satisfacían sus instintos carnales.

El representante del Ministerio Público le imputa un delito continuado de agresión sexual y reclama para el primer recluso una indemnización de 30.000 euros y de otro delito de agresión sexual y 6.000 euros para el segundo recluso “en concepto de secuelas psicológicas derivadas de la agresión sexual, siendo responsable civil subsidiario la  Fundación “Padre Garralda- Horizontes abiertos”.

El escrito de la Fiscalía recuerda que el acusado ya fue condenado en 2010 por la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca  por un delito de abuso sexual con acceso carnal a menor, a la pena de 5 años de prisión. Cumplida la condena, a partir de 2015, consiguió  trabajo en la Fundación “Padre Garralda- Horizontes abiertos”, donde un año después comenzó a desempeñar las funciones  de Coordinador del programa de reinserción social de presos llamado “Programa Javier-Vida en libertad”.

Su tarea consistía en avalar a los internos que carecían de arraigo familiar ante Instituciones Penitenciarias, para alojarles en las viviendas que poseía esta Fundación en el distrito madrileño de Puente de Vallecas. Así, les proporcionaba un lugar donde poder residir durante los permisos penitenciarios “e incluso una vez que les era concedida la libertad condicional y la libertad definitiva”, haciéndose responsable de los internos ante la Junta de Tratamiento del Centro penitenciario.

Según la Fiscalía, entre los meses de febrero y julio de 2017, el primer recluso, residió durante los permisos penitenciarios por encontrarse en el segundo y tercer grado penitenciario, en las casas “Javier I” y “Javier II” sitas en Puente de Vallecas. Durante este periodo de tiempo el procesado, “prevaliéndose de su condición de coordinador del programa Javier–Vida en libertad y bajo la amenaza de retirarle el aval por parte de la Fundación, imprescindible para poder disfrutar de los permisos penitenciarios”, obligó hasta en siete ocasiones a el primer recluso a mantener relaciones sexuales no consentidas tal y como subraya el representante del Ministerio Público. Las relaciones se desarrollaron siempre en el despacho que el procesado tenía  en la casa “Javier I”, durante las noches en las que el interno pernoctaba en la vivienda durante los permisos penitenciarios.

En julio de 2017, y aprovechando que la casa “Javier II” estaba vacía, el acusado se personó en la habitación del interno. Acto seguido le obligó a introducirse en el baño para tener relaciones sexuales, a lo que el primer recluso accedió “ante el temor de que pudiera retirarle el aval”. Esa fue la última ocasión en la que el procesado obligó al primer recluso a mantener relaciones sexuales con él.

Por su parte, el segundo recluso comenzó a disfrutar de permisos penitenciarios en 2015 y se alojó  en la casa “Javier I” tras  adherirse al Programa Javier de la Fundación “Padre Garralda- Horizontes abiertos”. Durante su estancia, el acusado “no dejaba de realizar al segundo recluso insinuaciones de carácter sexual, manifestándole que si accedía a las mismas, le ayudaría con su hijo y con sus problemas de extranjería”. También le envió varios mensajes de WhatsApp  donde le decía: “la verdad es que me encantaría que fueras mío”, “si fueras bisexual como yo tendrías un 100%”, “me voy a dormir , si quieres bajar a dormir a mi cama te dejo abierto… Prometo tratarte con mucho mimo y respeto, como si fueras mi hijo…”, “mi casa es tu casa y mi cama es tu cama”, “que sepas que me encantaría que estuvieras aquí a mi lado para dormir abrazado a ti”, “Te quiero ”, entre otros.

A mediados de febrero de 2017, Rodrigo de Santos, “prevaliéndose de su condición de coordinador del programa “Javier–Vida en libertad”, le invitó a pasar la noche  a su casa, a lo que el segundo recluso consintió coaccionado por miedo a que le retiraran los permisos. Ya en el salón de la vivienda, el acusado se sentó y cogiendo de la mano al segundo recluso trató de que le acariciara su pene mientras le daba besos en la cara y cuello. No ha quedado acreditado que los abusos llegaran a más.

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