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La Gran Vía no será soterrada por su «elevadísimo coste» y «escaso beneficio», a pesar del acuerdo PP-Vox

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El Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha decidido finalmente no continuar con el proceso de soterramiento de la Gran Vía en virtud del resultado del informe redactado por la consultora de ingeniería Vectio, con un coste de 17.000 euros.

Así lo ha confirmado delegada de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento de Madrid, Paloma García Romero, al representante de Vox en la comisión del ramo, Pedro Fernández. Según ha indicado, este soterramiento supondría un «elevadísimo coste» de 300 millones de euros, tendría un «escaso beneficio a la movilidad» y generaría un punto negro en Cibeles.

Este proyecto de soterramiento se encontraba reflejado en el acuerdo suscrito el pasado 15 de junio por PP y Vox de cara a la investidura de José Luis Martínez-Almeida como alcalde de la capital, concretamente en el punto 44: «se estudiará la viabilidad técnica y económica del soterramiento de la Gran Vía, como vía de circulación alternativa y aparcamiento subterráneo».

Según ha explicado García Romero al proyecto reclamado por Vox, el informe refleja que aunque no se registraría problemas en la salida de la Cuesta de San Vicente y Princesa, sí habría «graves problemas de circulación» en la calle Alcalá y en la zona de Cibeles con «un elevado grado de congestión» en torno a la plaza. «No es razonable crear un nuevo punto negro de tráfico al querer mejorar la movilidad», ha subrayado la delegada.

Por otro lado, el informe de Vectio señala que sería una obra de «gran complejidad técnica», factible, pero supondría «una afección a la movilidad peatonal en superficie inaceptable». «Por todo ello no considero recomendable la construcción, pero eso no implica que no se pueda estudiar alternativas de movilidad más sencillas y económicas», ha incidido García Romero.

Finalmente, en su turno de respuesta, el concejal de Vox ha criticado esta negativa, exponiendo que si estas mismas «objeciones técnicas» se hubieran aplicado a otras obras como la del soterramiento de la M-30, «de la que nadie pone en duda su beneficio, no se hubiera realizado porque también provocó inconvenientes».

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