El Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, que dirige Borja Carabante, acaba de publicar los pliegos de condiciones que inician el proceso de licitación para el diseño, construcción y explotación de una nueva instalación de compostaje que garantizará el tratamiento completo de la materia orgánica, es decir, lo que va a parar al cubo marrón, procedente de la recogida selectiva que recibe el Parque Tecnológico de Valdemingómez.

Este proyecto, que cuenta con un presupuesto de 41,9 millones de euros, IVA incluido, está previsto que empiece a construirse en la primera mitad de 2021 y se incluirá en la nueva Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la ciudad de Madrid. Asimismo, está alineado con la Agenda 2030 y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

Con una capacidad para tratar 102.490 toneladas al año de residuo orgánico mezclado con restos de poda, esta instalación cerrará el ciclo de la gestión de la materia orgánica al producir un compost de alta calidad que pueda ser usado y comercializado como enmienda orgánica o fertilizante. De este modo, no sólo se avanzará en el cumplimiento del objetivo comunitario de reciclaje del 50 % de los residuos municipales y del objetivo de reducción del vertido al 35 % previsto en el Plan Estatal de Gestión de Residuos, sino que también se evitará la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero y de malos olores.

La nueva planta, que se construirá sobre una antigua edificación de La Paloma, estará dedicada al compostaje de la fracción orgánica. Concretamente, tratará el digesto (subproducto procedente del tratamiento mediante biometanización de la materia orgánica), que actualmente se obtiene en la planta de biometanización de Las Dehesas, resultante del tratamiento del residuo orgánico recogido de forma separada. Además, esta nueva planta de tratamiento llevará a cabo un proceso del compostaje totalmente automatizado y sensorizado que permitirá un seguimiento exhaustivo de todo el proceso.

Asimismo, y según el Ayuntamiento, la planta «cumplirá con los más altos estándares de control de emisión de olores», de forma que todo el proceso, desde la recepción de la materia orgánica hasta el afino del producto final, estará totalmente confinado. Contará con los más modernos elementos de control de olores (biofiltros de última generación), que permitirán minimizar y/o eliminar el impacto por olores que el proceso pueda provocar en la zona.

Eficiencia energética para recarga de vehículos

Además, entre las mejoras incluidas en el pliego, se prevé que la planta pueda disponer de una instalación solar fotovoltaica de hasta 1 MW de potencia para producir electricidad verde, que podrá ser usada, entre otros fines, para recargar los vehículos cero emisiones usados en la instalación.

Igualmente, la planta estará dotada con una zona dedicada exclusivamente a la innovación y al desarrollo de proyectos de I+D relacionados tanto con el tratamiento de los biorresiduos como con la gestión y valorización del producto final obtenido y de los rechazos generados.

Adicionalmente, esta zona estará equipada con un laboratorio donde se realizarán todas las analíticas necesarias para llevar a cabo el control del proceso y de su resultado, pudiendo contar con un presupuesto anual que permitirá al Ayuntamiento desarrollar o participar en los mencionados proyectos, todo ello con el objetivo de hacer de esta instalación un referente en la gestión de los biorresiduos.