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El Teatro Nacional São João llega al Teatro de La Abadía con «Bella figura», una comedia trepidante y sombría de Yasmina Reza

Gacetín Madrid
  • Nuno Cardoso dirige este espectáculo que se enmarca en la 17 Mostra da Cultura de Portugal.
  • Se trata de una comedia trepidante y sombría de Yasmina Reza.

En el marco de la 17 Mostra da Cultura Portuguesa en España, el Teatro de La Abadía estrena Bella figura, un texto de Yasmina Reza que nunca antes se ha representado en España y que ahora se presenta de la mano de Nuno Cardoso, flamante director del Teatro Nacional São João (Oporto), de quien ya pudimos ver en este teatro un impactante Woyzeck.

Yasmina Reza, la autora de Arte y Un dios salvaje, escribió Bella figura a petición del director alemán Thomas Ostermeier, para ser representada en la Schaubühne de Berlín en 2015. En ella asoma una reflexión sobre la vida, el tiempo y el fracaso a través del retrato siempre mordaz de la burguesía, con sus angustias, hipocresías, mentiras, neurosis y códigos éticos en decadencia.

Esta comedia sombría de ritmo trepidante, protagonizada por Ana Brandão, Afonso, Santos, João Melo, Maria Leite y Margarida Carvalho, podrá verse en la Sala José Luis Alonso en tres únicas funciones, del 1 al 3 de noviembre.

Sinopsis

Un hombre y una mujer están en un aparcamiento de un restaurante de provincia. Ella, Andrea, madre soltera, farmacéutica, está todavía dentro del automóvil. Su amante, Boris, empresario, intenta convencerla de salir y enmendar el error que acaba de cometer: mencionar que el restaurante se lo había aconsejado su mujer… Bella figura narra la noche que sigue a este percance.

Un poco más tarde, llega al mismo aparcamiento otra pareja, acompañada por la madre del hombre. Una conexión inoportuna se enlaza a la primera pareja. La pieza se produce casi en su totalidad en el exterior del aparcamiento, al final de la tarde.

En la historia de un adulterio, aparentemente frívola, asistimos a la representación cruel, lúcida e inteligente de nosotros mismos. Personajes contemporáneos de una sociedad de primer mundo repleta de dudas y zonas grises que fingimos no ver.

De la banalidad de la vida, salpicada de rutinas, emerge un profundo vacío existencial. Lo que debería ser la cena romántica de una pareja y una fiesta de cumpleaños relajada, se transforma en una noche desastrosa donde el cinismo y la soledad van adquiriendo el papel protagónico.

La vanidad y su neurosis

La obra juega con el concepto de vanidad en varios sentidos; nuestra vanidad con respecto a la apariencia física y el esfuerzo tiránico y titánico por conservarlo, pero también en el sentido de lo efímero, del paso del tiempo, el absurdo de lo cotidiano y el coraje requerido para liberarse de las apariencias.

En la obra de Reza —y Bella figura no es una excepción—, la acción es frecuentemente sustituida por la palabra, que sostiene un verdadero arte de la conversación. El ritmo y la precisión de los diálogos trazan un retrato de cinco seres con sus equívocos y las mentiras que se dicen a sí mismos para seguir existiendo.

La neurosis personal y familiar que les oprime se atenúa con pequeñísimos momentos de alegría transitoria —una bandeja de marisco, un viaje en helicóptero, unos días de vacaciones en Tenerife, unos zapatos Gigi Dool—, pero al final siempre hace falta algo más: ingerir (comida, bebida, cigarrillos, medicamentos…), ese simple e instintivo gesto de absorción del mundo que engaña la profunda abulia de los personajes.

Son precisamente estos gestos los que nos permiten situar a Bella figura entre aquello a lo que tal vez podríamos llamar una melancolía de tintes chejovianos. “Partimos con nuestra pequeña mochila táctica para conquistar el mundo. Imaginamos que el ejército avanza, pero quedamos atrapados en las trincheras”, dice Andrea al final de la obra.

Al final todo estalla. Sobre todo las emociones. Nada que unas ostras acompañadas de champán no puedan resolver. Porque, al final, lo que más importa es mantener una bella figura.

Nuno Cardoso y el Teatro Nacional São João

La Abadía y el São João tienen una relación especial desde hace muchos años: tres espectáculos de La Abadía se pudieron ver en Oporto (Sobre Horacios y Curiacios, Azaña, una pasión española y Fin de partida) y dos del São João se presentaron en La Abadía: Woyzeck, dirigido por Nuno Cardoso, y Cabelo branco é saudade). El São João actuó asímismo en las Naves del Matadero con Tambores en la noche.

El Teatro Nacional São João, a punto de cumplir un siglo de existencia y miembro de la Unión de los Teatros de Europa (UTE), es uno de los principales teatros de Portugal, que dispone de tres espacios.

Desde principios de 2019, lo dirige Nuno Cardoso, que ya se ocupó durante un tiempo de la programación de uno de estos espacios. Ha dirigido obras de, entre otros autores, Friedrich Dürrenmatt, Sarah Kane, Marius von Mayenburg, Lars Norén, Eugene O’Neill y Tennessee Williams. Acaba de estrenar en Oporto La muerte de Danton, su reencuentro con Büchner.

Mostra da Cultura portuguesa

También llamado “Cultura Portugal”, este evento se organiza todos los años en Madrid y otras ciudades españolas, por iniciativa de la Embajada y el Instituto Camões.

Este año, bajo el lema “Bem-vindos” y con una destacada presencia femenina, alcanza su 17 edición e incluye en su programación más de cuarenta actividades pertenecientes a diversas expresiones artísticas: música, cine, teatro, literatura, artes visuales y mucho más. La Abadía colabora por segunda vez con esta cita anual tras el éxito de la pasada edición con la exhibición de Enigma Pessoa, de Pablo Viar.

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