Un libro escrito en el siglo XVIII por el boticario del monasterio de Silos fray Isidoro Saracha, donde el monje se manifestaba en contra del azúcar y a favor de su sustitución por la miel de abejas, quedó olvidado y sin publicar en el archivo de la abadía hasta que por fin acaba de ser editado. Más de 230 años después de escribirse, este trabajo es de máxima actualidad en el siglo XXI al defender la alimentación sana y natural, al tiempo que critica los males derivados de un consumo elevado de azúcar.
La miel tiene cualidades reconocidas y utilizadas por los seres humanos desde tiempos remotos, como alimento y edulcorante, pero también con elevadas propiedades terapéuticas y no solo ingiriéndola, pues también ayuda a cicatrizar y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales. Existen diversas referencias históricas a esta sustancia. Además de las citas bíblicas, muchos otros pueblos, como los antiguos egipcios o los griegos, se referían a la miel como un producto sagrado, llegando a pagar con ella algunos impuestos. En excavaciones egipcias con más de 2.000 años fueron encontradas muestras de miel perfectamente conservadas en vasijas ligeramente tapadas que aún eran comestibles y solamente tenían que calentarse. También existen registros prehistóricos del consumo de la miel en pinturas rupestres.
La defensa de una alimentación equilibrada, dos siglos atrás
De ahí que el libro que se ha presentado en el Real Jardín Botánico, A la salud por la miel: La Economía médico-salutífera del Padre Isidoro Saracha (1783), sea un elemento más para poner en valor su uso, que durante el otoño y el invierno se incrementa para ayudar a sobrellevar refriados, dolores de garganta y toses molestas. Sus autores Miguel Carlos Vivancos y César Javier Palacios han puesto el acento sobre la defensa que más de dos siglos atrás realizó el sabio benedictino de una alimentación equilibrada, en este caso a través de la miel.