La Puerta del Rey, en el Real Jardín Botánico de Madrid, ya no ofrecerá la misma fotografía que ha mostrado durante algo más de un siglo pues el imponente olmo (Ulmus minor), que recibía a los ilustres visitantes de la Familia Real, cuando esta puerta se abre, o a los visitantes que se acercaban a fotografiarla y con ella las ramas del olmo que cruzaban el paseo, ha comenzado a ser talado hoy al estar muerto afectado de grafiosis.
A pesar de recibir tratamientos preventivos contra esta enfermedad desde 1986, el pasado mes de mayo se detectó por la Unidad de Horticultura que el olmo estaba afectado por el avance del hongo en varias de sus ramas. Los tratamientos que se le dieron de forma permanente en las siguientes semanas no han sido suficientes para la reaparición del escarabajo escolítido que actúa como vector de la enfermedad. Hace unos días se constataba que la vitalidad del centenario árbol apenas era del 5% por lo que hoy se ha procedido a su tala para evitar, con su previsible caída, desgracias personales en el Jardín.
Con éste, son tres los olmos que en el último mes han debido ser talados afectados por la enfermedad de la grafiosis. Los otros dos, cortados a finales del mes de junio, también eran históricos, si bien este era uno de los más queridos por su porte y ubicación. En 2013 fue elegido para celebrar con él el aniversario del Real Jardín Botánico y, además de albergar en sus ramas durante un par de meses unos coloridos farolillos que ofrecían una artística iluminación nocturna, se organizaron talleres familiares para dar a conocer su historia y evolución.
Un olmo simbólico con más de un centenar de años de historia
Además, a finales del pasado año, este mismo olmo lució en dos de sus ramas una colorida y solidaria imagen gracias a la lana que las rodeó durante una semanas, fruto del trabajo llevado a cabo por la Asociación de Labores Solidarias La IAIA y ‘Tejiendo Carabanchel’ para concienciar a los ciudadanos sobre el proyecto “Tejido Social de Madrid”.
El olmo talado sumaba casi 113 años de edad y se trata de un ejemplar con un perímetro de tronco de 3,73 metros, una altura de 24 metros y un peso de unas 14 toneladas.
Mientras, el simbólico ‘Pantalones’, uno de los olmos más antiguos de España que, igualmente, está afectado por la grafiosis desde hace dos años, continúa resistiendo la dureza de la enfermedad y aunque uno de sus cimales se ha secado por completo, el otro continúa vivo. Todo hace indicar que este árbol querido por los miles de visitantes del Botánico aguantará una temporada más, al menos hasta la próxima primavera. Es en esta época cuando el hongo que le afecta es más virulento, porque los vasos conductores se ensanchan y hace más fácil su desplazamiento por el tronco y hacia las ramas.
La grafiosis o enfermedad holandesa del olmo es una enfermedad fúngica que afecta al olmo (Ulmus) y que ha acabado con la vida de millones de estos árboles en Europa y Norteamérica. Está provocada por un hongo del género Ophiostoma -en el caso de Pantalones es el Ophisotoma novo-ulmi, la especie más virulenta-, cuyo organismo ocupa los vasos del xilema y se extiende provocando que las hojas se marchiten y el árbol se muera. Las esporas viajan en las patas traseras de los escarabajos del género Scolytus -el más común e importante es el Scolytus scolytus-, que actúa como vector epidemiológico de la grafiosis en los olmos.
Durante la primavera, por el ensanchamiento de los vasos conductores del olmo, es más fácil su propagación por todo el árbol, provocando una trombosis basal en el cuello del árbol y en apenas unos días acaba con él de una manera fulminante, sin que los fungicidas que normalmente se le aplican puedan evitar su muerte.