La fuerte subida experimentada este mes de enero de 2025 por los precios de la electricidad (8,5% mensual y 14,7% anual), unida a la recuperación del 21% de IVA en su factura, son los máximos responsables del repunte de dos décimas del IPC en la Comunidad de Madrid respecto a diciembre y vuelven a situar el índice general en un 3,1 que es el más alto desde junio del 2024. También ubica a la región entre las más inflacionistas, dos décimas por encima de la media estatal.
Los gastos asociados a la vivienda, incluidos los suministros son los que más se han incrementado en el último año (+6,6), seguidos de la hostelería (+5,3), tanto la restauración (+4,8) como, sobre todo, el alojamiento (+10,8). El siguiente grupo sería el de alcohol y tabaco (+4,7). El resto se sitúan por debajo del general, destacando los descensos de vestido y calzado (-11 % mensual y -2,2 anual) y del ocio y la cultura (-3,7 mensual), por el desplome de los paquetes turísticos (-14,9) tras las Navidades; eso sí, son un 8,5 % más caros que hace un año.
La cesta de la compra de los madrileños (+2,0), aunque sea muy inferior a la media, aún debería contenerse más en los próximos meses para no castigar tanto las economías familiares. La caída libre del precio del aceite (-17,3) es la principal causa, aunque otros productos como la carne de ovino (+14,4), el pescado (+5,7) o los huevos (+5,2) impiden un mejor dato.
La inflación subyacente, sin alimentos no elaborados ni productos energéticos, cayó cuatro décimas en enero y, aunque repunta una décima en la comparativa anual, se mantiene estable en el último semestre, siempre por debajo del índice general. Es una buena noticia para la revisión de los créditos hipotecarios y para próximas rebajas de los tipos de interés. También es un punto inferior a la subida media de los salarios pactados por convenio, que en enero fue del 3,7 % en la Comunidad de Madrid, la más alta de España.
“Enero confirma lo que llevamos mucho tiempo diciendo, que la electricidad, como suministro básico, debería estar sujeta a una regulación y a una protección especial, sobre todo para los hogares más vulnerables. Y más en un contexto internacional incierto que puede afectar tanto a la macroeconomía de los estados como a la microeconomía familiar. Por eso, nos alegramos del buen dato de la subida salarial e insistimos en la importancia de la negociación colectiva para la recuperación del poder adquisitivo de las personas trabajadoras. Y, además, en la necesidad de que los convenios colectivos recojan cláusulas de revisión más claras y de aplicación automática en situaciones de alta inflación como la que hemos vivido durante estos últimos años”, declara María Concepción Iniesta, secretaria general de USO-Madrid.