Piden cárcel para los inquilinos de un piso de Villaverde por negar la entrada a la Policía ante los gritos de «auxilio» de una mujer

Gacetín Madrid

La Fiscalía Provincial de Madrid solicita un año de prisión para  C. I. F., L. D. M. G., R. A. G. A., B. A. V. O. y A. C. A., los cinco ocupantes de una vivienda que se negaron en “numerosas” ocasiones a abrir la puerta de su domicilio después de que la Policía hubiera recibido una llamada donde se les informaba de que en su interior se oían los gritos de una señora que pedía “auxilio” y los sollozos de un niño. El representante del Ministerio del Ministerio Público les imputa un delito de atentado y dos de lesiones.

Según la Fiscalía, el 9 de diciembre de 2020  los cinco acusados se encontraban en el domicilio sito en la calle Pan y Toros número 14, en el barrio de Ciudad de los Ángeles, en el distrito madrileño de Villaverde, donde sobre las 05:30 horas se personaron varios agentes de la Policía Nacional “debidamente uniformados” tras haber recibido una llamada en la que se alertaba de que había una señora que gritaba y un niño llorando en el interior de dicha vivienda.

Los agentes, “con la finalidad de garantizar su seguridad”, llamaron a la puerta. Nadie le abrió a pesar de que insistieron en “numerosas” ocasiones. Finalmente L. D. M. G. accedió a abrir y le pidieron información sobre la posible estancia en la vivienda de una mujer y un niño, pero “al verlos, con ánimo de menoscabar el principio de autoridad, se mostró chulesco y poco colaborador, no facilitando la información sobre las personas que se hallaban en el interior y su estado, temiendo los agentes que se tratara de un suceso de violencia de género o doméstica”.

Al pedirle los agentes que se identificara les dijo: “no me sale de la polla daros mi documentación, estoy en mi casa y aquí no vais a entrar, no tengo que daros más explicaciones”. A continuación los policías le manifestaron que solo querían comprobar cómo se encontraba la señora que estaba en el interior, a lo que el acusado les respondió: “me suda los cojones maderos de mierda, no te voy a dar nada y en mi casa no entráis, os pongáis como os pongáis, y porque tenéis pistola, yo también puedo conseguir una, ya os buscaré”.

Dada la imposibilidad de acceder a la vivienda y garantizar la seguridad de la mujer y el niño, los agentes observaron que había varios varones en el interior de la vivienda, “quienes también se dirigieron a los agentes con expresiones similares, todos ellos en actitud agresiva”. En ese preciso instante los agentes solicitaron apoyo policial pero, al comprobar los acusados que acudían más policías, comenzaron a lanzar botellas de vidrio desde una de las ventanas de la vivienda hacía la calle.

Al mismo tiempo, siempre según el relato de los Fiscalía, los acusados, “con la finalidad de evitar que el resto de agentes accedieran a la vivienda”, continuaron dirigiendo expresiones a los agentes con el ánimo de amedrentarles, tales como “si tenéis cojones entrad aquí, que alguno va al hospital, pedazo de perros, preparaos por si entran, coged lo que pilléis que les matamos, no saben quiénes somos, ya estuvimos detenidos todos y no nos pasó nada”.

Debido a los gritos varios vecinos salieron a los rellanos del edificio y, al decirles los agentes nuevamente que se identificaran y que su actuación podría ser constitutiva de delito, les manifestaron “mira lo que me importa tu puto código penal, hijo de puta”. En ese preciso instante los acusados trataron de cerrar la puerta de la vivienda pero pillaron el pie de los de los agentes y, “pese a ser conscientes de esta situación y de que podrían lesionar la integridad física del agente, procedieron a empujar la puerta”.

Otro de los agentes, para tratar de lograr que los acusados cesaran en su acción, usó un spray de gas pimienta, “consiguiendo de este modo que se retiraran momentáneamente y que pudiera liberar el pie el agente”. Posteriormente los acusados abrieron de nuevo la puerta, momento en el que uno de ellos aprovechó para propinar una patada en su pierna izquierda al agente que había echado el spray, “cerrando a continuación, continuando todos los acusados desde el interior de la vivienda, profiriendo insultos y amenazas a los agentes similares a los anteriormente referidos”.

Dado que los acusados persistían en su idea de denegar el acceso a la vivienda, “y dada su agresividad”, se personó en el lugar de los hechos otro indicativo que desde la calle escuchó como una señora, desde una de las ventanas de la vivienda gritaba pidiendo auxilio, por lo que para garantizar la seguridad de la persona que solicitaba ayuda, “trataron de acceder empujando la puerta con un ariete, lo que motivó que se desencajara de su marco”.

Al no poder acceder al interior de la vivienda “puesto que los acusados seguían empujándola desde el interior”, les solicitaran de nuevo que les permitieron el acceso, “para la plena identificación de los ocupantes”. Fue entonces cuando los acusados les permitieron en el acceso al interior de la vivienda y los agentes, “utilizando la fuerza imprescindible”, redujeron y engrilletaron mientras forcejeaban y lanzaban puñetazos y patadas. Uno de ellos llegó a escupir a un funcionario, al tiempo que le decía “te voy a pegar el COVID” y propinando todos ellos durante el traslado patadas a las mamparas de los vehículos policiales, sin que llegaran a causar daños en los mismos.

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