Solo 12 de los 45 preparados de fideos instantáneos aprueban el test de calidad de OCU

Gacetín Madrid

Para quienes tienen prisa a la hora de comer, los preparados de fideos orientales instantáneos pueden parecer una solución interesante: su preparación es rápida y sencilla, y su precio asequible, desde 0,88 euros el envase. Lamentablemente, su calidad deja mucho que desear, advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU): 33 de los 45 productos analizados no superan el aprobado y los pocos que lo hacen siguen resultandos mediocres. Y es que la gran mayoría comparten un escaso aporte nutricional, demasiados aditivos y una pobre degustación.

En lo que respecta a su aporte nutricional, es el propio de la pasta de los fideos y poco más, por lo tanto, muy escaso. De media, 119 kcal por cada 100 gramos, un 16% de hidratos de carbono, un 5% de grasa (que en 30 productos es además saturada, por el aceite o manteca de palma) y apenas un 2,7% de proteínas, incluso en los productos que se acompañan de pollo, carne o pescado. Algunos productos tienen además un alto contenido en sal, superior al 1,25%. En definitiva, los fideos instantáneos resultan insuficientes para completar el aporte nutricional básico de una comida y deberían acompañarse de al menos un plato de verduras.

Lo que sí tienen y de sobra son aditivos, hasta 10 en algún caso. La presencia de conservantes puede estar más o menos justificada, pero en el caso de los potenciadores del sabor y los colorantes enmascaran la falta de ingredientes, un hecho detectado en 34 productos. Es más, en 5 de ellos se ha encontrado un aditivo “a evitar”, el colorante E150c (caramelo amónico), ya que puede contener dos sustancias no deseadas: el THI inmunotóxico y el 4-MI, sospechoso de ser cancerígeno.

Los resultados de la degustación han resultado en general decepcionantes. En opinión de los expertos se trata de simples fideos cocidos y blandos. Y los que tienen más sabor saben a polvos, a concentrado de carne. Hay productos picantes sin que se anuncie en el envase y otros que así se anuncian y resultan ser dulces o agridulces. Además, las guarniciones brillan por su ausencia, no aportan textura y son de mala calidad. Aun así, hay tres excepciones, con resultados muy buenos en esta prueba: Yakisoba Soja de Hacendado (1,20 euros el vaso de 80 gramos), Soba Classic de Nissin (2,32 euros el vaso de 90 gramos) y Curry Indian Style de Maggi Fusian (2,19 euros la bolsa de 118 gramos). Este último es además el mejor del análisis, ya que comparte una calificación aceptable en la Escala Saludable de OCU.

En cuanto a su presentación, hay fideos en vaso o en bolsa. Esta última está pensada para utilizarse en casa y suele ser un poco más barata, aunque luego será necesario limpiar el plato. En cualquier caso, los consumidores pueden consultar la app gratuita OCU Market para conocer el precio de los fideos analizados y su valoración en la Escala Saludable, que incluye Nutriscore, su nivel de grasas saturadas, sal y azúcares, su grado de procesamiento y su calificación final. También permite encontrar los comercios más baratos de la zona, ya que recoge los precios de 150.000 productos de alimentación y droguería: basta con leer el código de barras o introducir su denominación.

En cualquier caso, OCU considera que facilitar la lectura del etiquetado redunda en una compra más reflexiva y permite a los consumidores priorizar aquellos alimentos más saludables. Por ello vuelve a insistir a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para que, en colaboración con las autoridades europeas, se reforme la actual normativa de modo que se aumente el tamaño de la letra en el etiquetado, de los actuales 1,2 mm a los 3,0 mm, tal y como viene solicitando desde hace más de 14 años junto con el resto de las asociaciones europeas de consumidores.

Del mismo modo, solicita destacar en el frontal del envase, al menos la denominación real del alimento junto a la información de Nutriscore, sin que tengan que competir en espacio con mensajes publicitarios. Lamentablemente, un estudio de OCU revela que los fabricantes limitan la presencia de la información obligatoria, como la fecha de caducidad, la lista de ingredientes o el aporte nutricional al 30% del envase, trasladándola además a la parte trasera o a los laterales. El 70% restante corresponde a información publicitaria y al marketing del producto.

Información ampliada sobre el análisis comparativo de OCU y la postura de OCU sobre la información del etiquetado.

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