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Los 31º Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid tocan a su fin

Gacetín Madrid

Alrededor de 70 cursos, 1.000 ponentes y 2.500 alumnos después, los Cursos de Verano de 2018 hacen las maletas por todo lo alto, con un eclipse de luna, el más largo del siglo, el viernes 27 de julio, visible en casi toda Europa.

Se oculta la cita académica, la número 31. “Para finalizar estos cursos, no solo bajaremos las persianas y apagaremos las máquinas sino que hemos programado un eclipse lunar, la luna de sangre, que coincidirá con la  luna llena. Como ven en esta edición de 2018 no hemos reparado en gastos”, comentó Manuel Álvarez Junco, director de los seminarios complutenses.

Realmente éste es el final de su disertación. El colofón es una metáfora y el principio, una paradoja, porque los días de los Cursos “son largos, enormemente largos, mientras que las semanas son cortas, enormemente cortas. Lo que no nos imaginábamos era que el mes de julio pasaba… en un suspiro”.

En las sedes del Real Colegio Universitario María Cristina, del Hotel Miranda Suizo y en la de Noviciado-San Bernardo (Madrid), todos comprobaremos, según Álvarez Junco, si las actividades en las aulas, “han cambiado algo en nosotros, ha ligado conceptos antes dispersos, relacionando lo que teníamos apartado, si temas diferentes, han podido impregnar unos a otros…, en fin, si hemos descubierto enlaces que nos pueden servir para entender mejor el mundo”. Para atar esas conexiones, Álvarez Junco quiso destacar el papel de becarios y trabajadores del verano complutense.

El director de los Cursos, que elogió el punto de encuentro establecido entre ciudadanos e integrantes de los seminarios de la UCM en lugares como el Parque de la Bolera, desgrano algunas de las sinapsis académicas. Por ejemplo, los celtas se ubicaban al lado del tratamiento de la hepatitis C; un taller de escritura creativa, junto a un curso de política y justicia; el de Big Data en el deporte era vecino de otro que respondía a la pregunta “¿por qué amamos?”; el seminario que homenajea a los cuarenta años de la Constitución estaba cercano al de Imagen y medios de comunicación o el de codicología árabe, al de I+D+I de la Policía Nacional; el que relacionaba música y neurología, junto al de la cultura del vino; el de cine de Mario Camus, cerca de la problemática de las migraciones; la microscopía electrónica, al lado de los riesgos del humor en Forges; o el de rediseño de paisajes con el de Defensa y amenaza híbrida. Relaciones de interés. Contagio de contenidos. Parejas extrañas.

ADN complutense

También en el turno de palabra, Javier Hidalgo, director general adjunto de Banco Santander España -patrocinador principal de los Cursos- y consejero de Universia, ironizó sobre el eclipse que, “aunque no estaba preparado, será de color rojo Santander”. En su opinión, los Cursos “son parte del ADN de la Complutense y un ejemplo del compromiso de la universidad con la sociedad y la “mejor manera” que tiene la UCM de “enriquecer y compartir el conocimiento”.

En el Teatro Real Coliseo Carlos III, antes del concierto de clausura de la Orquesta de Cámara de la Universidad Complutense, dirigida por José Sanchís y con claro protagonismo de los alumnos de su taller, tomó el relevo el rector de la UCM Carlos Andradas, que resume la “temporada” 31 de esta cita académica, en la que va a seguir trabajando por la igualdad de género entre los ponentes.

“Los Cursos son un espacio de oportunidades para la reflexión, para estimular la curiosidad, el debate y el aprendizaje y para que la propia universidad ejerza el liderazgo social”, exclamo el rector. Otros elementos destacados de las aulas sanlorentinas son, a su juicio, el abordaje de los nuevos escenarios a los que nos enfrentamos, como la inteligencia artificial o las amenazas a la seguridad, y los espacios de colaboración entre la UCM y el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial.

Todo ello arropado por grandes nombres que han coloreado esta edición como los escritores Mario Vargas Llosa, Lorenzo Silva y Jorge Edwards, el pintor Antonio López, el cineasta Mario Camus, el científico José Luis Arsuaga y  políticos como… “prefiero no dar nombres”.  Destacables también han sido los homenajes a Bravo-Villasante, Forges, Azaña y Feynman.

Antes del latinajo de rigor, que tradicionalmente cierra las crónicas finales de los Cursos, pinchemos la burbuja sanlorentina con otra reflexión de Manuel Álvarez Junco sobre la vida más allá del verano: “Iremos a otro lugar seguramente no tan bueno como San Lorenzo del Escorial aunque siempre viene bien irse lejos, porque los humanos necesitamos el contraste: en esta vida si hay rutina es que algo no funciona”.

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