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MADO 2018, orgullo de Madrid

Gacetín Madrid

por Daniel García-Quismondo

En los últimos días se ha generado una polémica que se repite cada año por estas fechas: El aburrido y nimio debate sobre si se debe realizar o no un desfile del Orgullo LGBTI en Madrid.

La fecha del Desfile del Orgullo LGBTI de Madrid 2018 está confirmada oficialmente por las instituciones estatales FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) y el colectivo LGTB + Colectivo COGAM de Madrid. Será el 7 de julio 2018 y arrancará en la estación de Atocha (Glorieta de Carlos V) y tras recorrer todo el Paseo del Prado, finalizará en Colón.

La fecha del 7 de julio 2018 ha sido elegida ya que es el primer sábado de julio 2018 después del 28 de junio, fecha del aniversario de los disturbios de Stonewall en Nueva York, que marcaron el inicio del movimiento de liberación homosexual y transexual, tras una redada policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio de 1969 en el bar Stonewall Inn del barrio neoyorquino de Greenwich Village. Estos disturbios se produjeron a raíz de décadas de discriminación y violencia contra el colectivo homosexual y transexual en prácticamente todos los Estados Unidos, que penalizaban la homosexualidad y la transexualidad, desde multas hasta ingresar en prisión por penas de hasta toda la vida.

Revueltas que surgieron de años de aislamiento y persecución de unos colectivos que sufrieron, entre otras cosas, todo tipo de terapias (usadas durante siglos en muchos países, hasta bien pasado la mitad del siglo XX), contando con el beneplácito de las leyes podían ser castrados, hipnotizados, lobotomizados, registrados por la policía para revisar sus órganos sexuales y un sinfín de crueldades consentidas por las autoridades que trataban la homosexualidad y la transexualidad como una enfermedad a erradicar.

Y no se han librado de esta homofobia y transfobia todo tipo de ideologías políticas o religiosas, desde el Comunismo ruso hasta la persecución de los homosexuales en el III Reich del Nazismo. El odio hacia la homosexualidad y la transexualidad ha sido bilis para todo tipo de formas de Estado, Instituciones y estamentos durante demasiado tiempo.

En la actualidad, hay al menos 72 países que aún criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y en al menos 8 de estos países puede costar la vida ser homosexual, bisexual y transexual.

La protección y el reconocimiento al colectivo LGBTI está presente en los países del norte de América y algunos del Sur, Canadá, Australia y la mayor parte de Europa, según el último informe «Homofobia de Estado», de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales. Este mismo informe plantea que los derechos de este colectivo no son respetados en buena parte de Europa del Este, Asia, África (a excepción de Suráfrica, Seychelles y Cabo Verde)y parte de Centroamérica y América del Sur.

Por ello, no debemos banalizar el hecho de que estamos celebrando una reivindicación aún necesaria, aunque se hayan ganado batallas contra la homofobia y transfobia, aún no se ha ganado esa guerra.

No debemos olvidar que, cediendo ante este tipo de debates, podemos perder la esencia de lo que se busca y olvidar la historia. Es el desfile un paso importante en la escalera hacia el objetivo por el reconocimiento de la igualdad y los derechos del colectivo LGBTI, pero no olvidemos que la lucha en todos los frentes para avanzar en este tema no debe acabar aquí. Que las políticas de todos los partidos, que la sociedad y los medios de comunicación deben seguir haciendo lo posible para seguir consiguiendo hitos, es una realidad. Se debe legislar en pro de la igualdad y de la libertad, sirviendo para el reconocimiento y protección de estos colectivos, como la ley 3/2016, de 22 de julio, de Protección Integral contra la LGTBifobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid para las personas homosexuales, bisexuales y transexuales, y a sus familias, con actuaciones de carácter formativo, informativo, de asesoramiento y sensibilización dirigida a la población a la sociedad, a los profesionales de cualquier ámbito y al colectivo LGTBI.

Porque no olvidemos que las agresiones al colectivo LGBTI siguen produciéndose en nuestras calles. No sólo físicas. Hace pocas semanas tuvo que sufrirlo un diputado del Grupo Podemos en la Asamblea de Madrid, mientras estaba en el metro junto a su pareja.

A medida que se acerca el día del desfile, las posiciones se extreman en algunos sectores que buscan interesadamente el enfrentamiento. Se busca, de manera hostil, una confrontación que encierra precisamente lo que este día combate, el absoluto rechazo a estas posturas homófobas, posturas anacrónicas que se esconden en las raíces de algunos de los estamentos de nuestra sociedad.

Algunos sectores hablan de la suciedad generada este día y el poco dinero que genera para la ciudad un evento de tales dimensiones. Es un sinsentido, usar este argumento: si viene más gente con motivo del desfile, los números del turismo crecen y la ciudad se beneficia, es de cajón. Pero hay algo más que números en este desfile anual, se trata de la reivindicación de la lucha de estos colectivos que han sido humillados, asesinados, olvidados y vilipendiados por la mayoría de las sociedades en todo el mundo durante muchos siglos. Hablamos de no olvidar lo que se ha conseguido durante muchos años de lucha: Harvey Bernard Milk, Glibert Baker, Jack Nichols hasta el mismo Pedro Zerolo o recientemente activistas como Ellen Page, y lo mucho que aún queda por conseguir.

Si se hace festivo y se organiza una carroza no se trata de ofender a los ciudadanos o a las familias que pasean con sus hijos e hijas por Madrid en una tarde soleada. Se trata de rememorar, de celebrar, de constatar que la sociedad avanza en pro de la igualdad y de la libertad.

Hablamos del orgullo LGTBI, ninguna persona debe avergonzarse de lo que es, sea cual sea su sexo, género o su identidad sexo-afectiva.

Nuestra ciudadanía, que parece tan avanzada y occidental, ha necesitado de muchos siglos, movimientos sociales, manifestaciones, actos individuales y colectivos, para que las personas homosexuales, transexuales y bisexuales vean reconocidos los mismos derechos que se reconocen a los demás. El ejemplo es que en España el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal desde el 3 de julio de 2005, hace apenas 13 años, otorgando los mismos derechos al matrimonio que entre personas de diferente sexo.

Por tanto y para finalizar, vaya por elles mi más sentido homenaje y agradecimiento a aquellas personas, sean del sexo que sean, se identifiquen como se identifiquen, que se aman y que disfrutan de su vida y de la sexualidad que les hace libres. Que celebren la fiesta, la reivindicación, que es la de todos y todas.

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