Palomeras Bajas, en Puente de Vallecas, fue uno de los barrios de Madrid que, en la década de los 50 del pasado siglo, recibió un mayor número de inmigrantes procedentes de otros puntos del territorio español, sobre todo de Andalucía y Extremadura. Llegaban con la esperanza de un futuro mejor, dejando atrás la pobreza y, en muchos casos, el miedo a las represalias de la posguerra. La llegada no fue fácil.

Duras condiciones de vida, sin servicios ni infraestructuras básicas para una población que iba creciendo día a día. Lo ilustra bien una cifra: en 1966, en Palomeras Bajas residían ya 23.000 personas que fueron creando un tejido social que cristalizaría dos años más tarde, en 1968, con la legalización de la Asociación Vecinal Palomeras Bajas, una de las primeras autorizadas en España y que marcó el camino al movimiento vecinal del resto de la ciudad y de la región.

Este viernes, 8 de junio, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se ha acercado a este barrio del distrito de Puente de Vallecas para celebrar con sus vecinos y vecinas el medio siglo de andadura de esta asociación. Lo ha hecho acompañada, entre otros, por el concejal del distrito, Francisco Pérez; el presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), Enrique Villalobos, y por una persona que es todo un símbolo en la historia de esta agrupación, Francisca Sauquillo, actual presidenta del Comisionado de la Memoria Histórica y artífice de la redacción y aprobación de los estatutos de la asociación.

Lo hizo al amparo de la Ley de Asociaciones de 1964, que abrió la puerta del asociacionismo vecinal y que encontró en Palomeras Bajas un sustrato de ilusión y ganas de trabajar por el barrio.

Artistas de lo social

La alcaldesa se emocionó recordando cómo “Paquita” estaba volcada en esos años en “cómo hacer posible los estatutos de la asociación”. También reflexionó sobre “ese gran movimiento vecinal, toda esa gran inteligencia, de unión de manos, de pensamientos, de sugerencias que han logrado tantos hombres y mujeres haciendo esa labor”.

“Habéis realizado verdaderas obras de arte con lo social y es necesario sacar enseñanzas de ese trabajo y de las personas que lo habéis hecho posible, porque trabajar en lo social, conseguir modelar la sociedad, cambiarla y hacerla mejor da alegría y satisfacción, una tarea enormemente creativa”, dijo.

Por su parte, Sauquillo se mostró orgullosa de “llevar en la mochila de cosas buenas de mi vida” el trabajo que consiguió desarrollar con la asociación en aquellos tiempos, “con aquella legislación de la dictadura, en los que era prácticamente imposible reunirse”. Pero, 50 años después, “merece la pena recordar lo que pasó y seguir trabajando”, afirmó, además de señalar la labor de las asociaciones de vecinos, “que han sido un instrumento muy importante ante la ausencia de ayuntamientos democráticos”.

Junto a ellos, otra figura clave, la del párroco Gabriel Rosón. Unidos y al grito de “El barrio es nuestro”, consiguieron frenar los planes parciales concebidos para acabar con estos asentamientos de la periferia madrileña y ver cómo llegaban los servicios básicos -el agua,  la luz o el alcantarillado-. Reivindicaciones a las que se sumarían demandas de democracia y libertades políticas.

Medio siglo trabajando por el barrio

Desde entonces han pasado 50 años, resumidos en un vídeo que se ha proyectado durante la celebración. Allí ha estado también el expresidente de la asociación Angel M. Araujo, el arquitecto Mariano Calle y el escultor Juan Bordes.

La asociación ha querido compartir con todo el barrio su cumpleaños. Por ello ha diseñado un programa festivo que durante todo el día de mañana, sábado 9 de junio, llevará a las calles música, teatro,  baile y verbena, sin olvidar la exposición fotográfica que recorre lo que ha sido y es la vida en Palomeras Bajas.