“¿Familia o juguete?”, “Compañero o capricho?”, “Colega o estorbo?”, “Amigos o problemas?”, “¿Magia o antojo?”. Son cinco cuestiones básicas en torno a los animales de compañía sobre las que el Ayuntamiento de Madrid invita a reflexionar este fin de semana a través de una campaña de concienciación en radios y redes sociales, y cuyo objetivo es promover la tenencia responsable y la adopción frente a la compra.

En 2016, se adoptaron en el Centro de Protección Animal del Ayuntamiento 1.115 perros, 655 gatos y 455 de otras especies (conejos, pájaros, ovejas, etcétera) y hasta el 30 de noviembre de este año, se han adoptado 914 perros y 451 gatos. Las cifras indican que no se ha incrementado, o al menos no tanto como cabría esperar, el número de adopciones.

Los animales de compañía son seres que sienten, sufren, gozan, aman y necesitan del afecto humano para su completo desarrollo.

El Ayuntamiento de Madrid subraya que frente a la compra, adoptar un animal de un centro de acogida es un acto de generosidad, ya que supone para ellos una segunda oportunidad tras haber sido abandonados, aumenta su bienestar y les libra de la condena de reclusión perpetua en un centro, donde por muy bien que se les cuide, acusan la soledad y se convierten en seres infelices y huraños.

Y frente al coste que supone la adquisición, la adopción no sólo es gratuita, sino que el animal se entrega vacunado, identificado, desparasitado y esterilizado.

“Pero la mayor ventaja es que ellos no sólo reciben, sino que dan, y mucho, y lo hacen desde el primer día que llegan a su nuevo hogar para convertirse en un miembro más de la familia”, señalan los expertos.

Un animal no es un capricho

La campaña del Ayuntamiento incide también en la enorme responsabilidad que supone hacerse cargo de un animal: no es un bien de consumo, ni un material desechable, sino  un ser vivo que será siempre dependiente y necesitará cuidados y atención toda su vida.

Por tanto, la decisión de adoptar debe ser meditada, nunca un capricho o un acto emocional  e irreflexivo. Es lo que se denomina tenencia responsable, una de las maneras más eficaces de promover la convivencia de animales y humanos en cualquier entorno, dentro y fuera de la ciudad.