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El equipo de Ahora Madrid Centro se reúne con el de Barcelona En Comú del distrito de Ciutat Vella

Gacetín Madrid





Durante el pasado fin de semana, el equipo Ahora Madrid del Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid tuvo la oportunidad de recibir al equipo de Barcelona En Comú del distrito de Ciutat Vella.

Desde la tarde del viernes y la mañana y tarde del sábado los equipos de Barcelona y Madrid, con sus respectivos concejales presidentes Gala Pin y Jorge García Castaño, así como los y las asesoras y los y las vocales vecinos, se encontraron en una primera jornada de trabajo, para tratar temas en torno a la turistificación, gentrificación, espacio público, convivencia, ruidos etc, poniendo sobre la mesa preocupaciones y posibles soluciones comunes.

A pesar de las diferencias sociodemográficas, espaciales de los distritos existen una gran cantidad de puntos en común. Ambos son centros históricos con trama urbana análoga, en las que dinámicas del uso del espacio público, la sustitución de los comercios tradicionales por otro tipo de comercios (tiendas cuquis o de sombreros mexicanos) y el turismo depredador son algunos de los operadores y alteraciones a las que se encuentran sometidos.

Estos cambios, entre otros, están llevando a transformaciones en el mercado de la vivienda en el régimen de tenencia. Mientras que Madrid Ciudad presenta un 41,14% de media de vivienda en propiedad el Distrito Centro tan sólo cuenta con un 25,94%. La tendencia se invierte de manera  inversamente proporcional en el alquiler, siendo en el Distrito Centro de un 39,55% frente a la media de la Ciudad de Madrid con un 20%. Si a esto le sumamos la sustitución de viviendas por plazas hoteleras que operan a través de plataformas como AirBnB o HomeWay, «nos encontramos ante un paisaje desolador en torno a la destrucción constante de hogares en nuestros distritos», han explicado. Se estima que Barcelona puede llegar a tener hasta 30.000 apartamentos turísticos en toda la ciudad.




«Tanto en el caso de Madrid como en el de Barcelona se ha puesto de manifiesto cómo los cambios en el mercado de vivienda han llevado consigo consecuencias directas para nuestros barrios: un tejido comercial transformado, donde desaparece el comercio de proximidad y la diversidad comercial; bienes y alimentos de primera necesidad como panaderías, fruterías, carnicerías o ferreterías pasan a ser tiendas de souvenirs, grandes superficies o tiendas que venden artículos de ensueño; un ocio mucho más agresivo que precariza a los trabajadores y que lleva a la saturación, mercantilización y homogeneización del espacio público, o la aparición y proliferación de terrazas de manera casi descontrolada», analizan desde ambos equipos.

Para ellos, «todos estos procesos impactan en los barrios, incurriendo en una paulatina y constante pérdida de población. En los últimos años vecinos, amigos y familiares han sido espectadores del cambio que esto ha supuesto. Se ha expulsado población siendo sustituida por población flotante, por población turista. Es lo que se viene conociendo como gentrificación, 2.0 o 4.0, o turistificación. En cualquier caso no es tan necesario la búsqueda de un nombre sino los efectos ocasionados y la identificación de los actores que lo generan».

Tanto en Madrid como en Barcelona, «los gobiernos anteriores han sido parte y conniventes con este cambio de modelo. Procesos de gentrificación liderados y apoyados desde el Ayuntamiento de Madrid como fue el experimento, en parte fallido, de Ballesta-Triball o la venta de mercados públicos recientemente rehabilitados como el de San Miguel, la venta de patrimonio público o cesiones de por vida al gremio hotelero, como el edificio histórico de la Casa de Carnicería o el Edificio de la calle Gobernador, son algunos de los ejemplos. Un apoyo sin tapujos y sin escrúpulos, invirtiendo una gran cantidad de dinero público, para hacer del centro una gran zona comercial, donde las políticas sobre el espacio público y la movilidad han tenido como prioridad el consumo».




«Todo ello necesariamente acompañado de políticas públicas que han liberalizado el precio del suelo y del mercado del alquiler. Tras este análisis compartido con Barcelona, algunas líneas de trabajo que creemos son claves y sobre las que los ayuntamientos que, a pesar de sus competencias limitadas, deben intentar avanzar y deben exigirle al resto de administraciones que faciliten el trabajo», han concluído.

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