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Desempleo y temporalidad

Gacetín Madrid

por Aida dos Santos

¿Por qué la recuperación posterior del empleo no se tradujo en una gran disminución de la tasa de paro, que siguió siendo del 16% 1990-91, alcanzo el 25% en 1994, y ha llegado en el primer trimestre de 2014 al 25,93%?

El desempleo en España se alimenta de los trabajadores temporales, son los más baratos de despedir, y esto provoca que las empresas no hagan cálculos ni de productividad ni de rendimiento del trabajador, solo se preocupan en que a éste se le indemnice con menor cuantía.

Cuando el equipo investigador de Tohaira analiza el mercado de trabajo hasta 1998, con respecto a la temporalidad, partiendo de los datos proporcionados por la EPA entre 1987 y 1997, observa que la situación económica general influye poderosamente en la tasa de conversión de los trabajadores que tienen un contrato de duración determinada en asalariados permanentes. Las cifras de conversión más altas se encuentran en el periodo de expansión de finales de los 80, también es fundamental la Reforma Laboral de 1997 del Gobierno de Aznar que promovía la contratación indefinida con 33 días de indemnización frente los 45 reconocidos anteriormente. El equipo investigador también recalca que el porcentaje de personas que mantienen su empleo en un plazo de un año se sitúa en cifras que oscilan entre la mitad y los dos tercios, por lo que la temporalidad no es tal.

Tenemos en un trimestre 2 millones de desplazamientos de personas que se mueven entre el desempleo y el paro antes de la crisis, pero 3,6 millones de desplazamientos en el último trimestre de 2014. Esta movilidad extrema del mercado laboral es consecuencia de contratos temporales, para Ramón Gorri, Secretario  confederal de Acción Sindical de Comisiones Obreras, esto significa mayor precariedad laboral y contratos temporales cada vez más cortos.

Es frecuente escuchar en los medios de comunicación las denuncias a la dualidad laboralque existe en el mercado de trabajo de nuestro país, antes de la crisis actual España era el país con más temporales de Europa: un tercio de los trabajadores españoles eran temporales (32%), un porcentaje que duplicaba la media europea (15%). A final de 2010, cuando ya se habían destruido un tercio de los empleos temporales, España pasó a ser el segundo en el ranking. Dependiendo de la fase del ciclo económico, nos situamos en torno al 20-30% de temporalidad.

Es muy importante detenerse en la situación de temporalidad de los jóvenes, en el periodo estudiado por Toharia los jóvenes no se ven necesariamente atrapados en una situación de temporalidad contractual durante toda su vida, sino que existe un patrón de integración, lo que nos quiere decir que no es una patología de la generación, sino de la condición de jóvenes, aunque su integración sea más lenta que la de generaciones anteriores.

Si nos detenemos en el nivel de estudios de estos temporales, observamos que el porcentaje de éstos que solo tiene EGB o equivalente, un 62,2% para 1997, es superior al porcentaje correspondiente a los indefinidos, un 51,7%, y los porcentajes relativos a los estudios universitarios son más bajos, un 22,6% son indefinidos y un 9,1% temporales.

Además, debemos tener en cuenta que este tipo de contrato es el utilizado en empleos no cualificados, ya que los peones tienen una temporalidad del 16,1% y solo son fijos el 4%, y en el sector de la Construcción teníamos unos datos de temporalidad del 18,1% frente a un 5,6% de indefinidos.

¿Qué demuestran estos datos analizados por Toharia? Sencillamente, que la temporalidad es necesaria para nuestro sistema productivo (construcción y servicios estacionales, trabajadores no cualificados) y que los empresarios buscarán la fórmula adecuada, se aprueben todos los incentivos posibles al contrato indefinido, las empresas de construcción necesitan trabajadores temporales, y eso esta claro con el contrato “por obra o servicio determinado” cuya principal característica es una temporalidad indeterminada en el calendario y cuya extinción no genera ninguna indemnización por despido.

Otro rasgo del mercado de trabajo español es que ha sido prácticamente inexistente el contrato por tiempo parcial, pero este contrato ha aumentado en tiempos de crisis. Miguel Ángel Malo nos dice para un artículo de El País:

Se han abierto nuevas formas de precariedad. Que crezca el empleo a tiempo parcial está bien. Holanda hizo una reforma para impulsarlo y eso fue una gran mina de empleo, sobre todo para las mujeres. Pero allí es voluntario. Cuando la jornada a tiempo parcial va asociada con horas extra es un rasgo de precariedad.

En nuestros días, el Instituto de Estudios Económicos de Madrid, recoge que según los datos para 2012 de la OCDE, España ocupa el primer lugar en el ranking de temporalidad en el empleo juvenil,  el promedio entre los miembros de la OCDE ha alcanzado un 24,5% en 2012, mientras que en los países europeos que forman parte de la OCDE la media es más alta y se mantiene levemente por encima del 39%.

De los jóvenes españoles que trabajan un 62,4% tienen un contrato temporal, la cifra más elevada de la OCDE. La temporalidad de los jóvenes en nuestro país casi triplica a la del conjunto de asalariados en España, que ha sido del 23,6% en 2012.

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